El sábado por la mañana me dirigía según mi rutina habitual a la carnicería, después de mi paso por el mercado de verdura, cuando me encontré con una emboscada.
Los acólitos locales de cierto partido político se habían situado en la calle para repartir panfletos de forma que el incauto peatón no tuviera más remedio que pasar entre ellos y aceptar el papelito de propaganda. Habían llegado más lejos aún: tenían globos para los niños.
Algo molesta porque comenzaran la campaña electoral dos años antes de lo previsto, acepté el folleto, lo guardé en el bolso, comprobé que había demasiada gente en la carnicería (no es que me moleste hacer cola, es que la tienda es pequeña y literalmente mi carro y yo no cabíamos) y me dirigí a la tienda de congelados.
Babeaba yo frente al arcón congelador de precocinados cuando entró en la tienda una típica familia hispánica de clase media: papi, mami, una niña de unos cinco años y un bebé en su sillita. La familia también había caído en la emboscada, y los dos críos ostentaban sendos globos. La niña, feliz y orgullosa, el bebé sin darle ninguna importancia (el globo en cuestión iba atado a la sillita).
Mientras yo meditaba sobre la conveniencia o no de meter en mi cesta de la compra un paquete de algo llamado "ensalada de brócoli", se oyó un "plaf" que resonó en todo el pequeño local. Al principio pensé que se habría fundido un plomo (hizo casi el mismo ruido), pero un llanto desconsolado me sacó de mi error. La niña debía haber acercado el globo al arcón congelador y había explotado.
Como no paraba de llorar y de decir que quería otro, los padres le quitaron el globito al hermano pequeño, que seguía sin inmutarse por nada, y se lo dieron a la nena, que no tardó mucho en volver a romperlo y a comenzar con el subsiguiente llanto entre protestas de "¡¡No es justo!!"
En este momento, los padres podrían haberle dado una valiosa lección sobre lo que se puede fiar uno de los partidos políticos, o haberle dicho aquello de "LA JUSTICIA NO EXISTE, SOLO EXISTO YO", o ponerse grecofrikis y decirle lo de "Timeo danaos et dona ferentes..."
Pero tuve que irme antes de que la niña dejara de llorar y quejarse de la injusticia de su situación, mientras el bebé miraba a su alrededor con cara de "mi hermana está loca", así que no sé yo si los padres volvieron a la emboscada a que les dieran otro globito o la peque comenzó a aprender que en esta vida no siempre tenemos lo que deseamos...
Y que los regalos de los partidos políticos son una mierda (y encima pagados con nuestros impuestos, así que lo de "regalo" es relativo).
Postdata: dos ex-componentes de las TV Slayers se han montado un nuevo podcast. Hablan de tele, libros, cotillean sobre modelitos y se ríen mucho. Si queréis echarle, una miradita oídita, se llama Cosas de LyN.
Hace la tira de años que no veía regalos promocionales de ningún partido. Y si es de "cierto" partido en concreto, pensé que se cortarían todavía más.
ResponderEliminarEl partido es uno color rosa fosforito con mucho famosillo bocazas entre sus filas. No les votaría ni "jarta" de vino. En realidad, estoy dudando entre votar al PACMA o al Partido Sin Escaños, más que nada para fastidiar... XD
EliminarNo está nada mal que la niña se desengañe de los partidos políticos desde pequeña... por estas latitudes aún se la pasan "regalando" cosas a cambio de votos... ufffff...
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