martes, 13 de junio de 2017

Una historia endemoniada

Todo empezó cuando leí en Twitter un enlace a esto: Antología de Cachava y Boina.

Me apeteció participar, bueno, lo peor que puede pasar es que no les guste y no me lo publiquen. Así que en busca de tema sobre el que escribir, comencé una pequeña investigación sobre leyendas locales para inspirarme.

Vaaaaleeee.... Me metí en google, escribí "leyendas valencianas" y le di a buscar.

Y así fue como me encontré con esta historia que demuestra, una vez más, que Poe, Lovecraft, Stoker y compañía son unos blandengues comparados con la realidad. No sé si tendré tiempo o ganas de escribir ese relato, pero TENÍA que escribir esta entrada.

He ido bastantes veces por la carretera que pasa por delante de La Balma. Es un sitio que impresiona, aunque no conozcas su historia. Yo sabía muy poco. Creía que era la típica ermita donde la gente va a pedir cosas, como la Cova Santa o San Juan de Penyagolosa. Inocente de mí.

Pero empecemos por el principio. El Santuario de la Virgen de la Balma es esto:

Fuente

Fuente

Se encuentra en el término municipal de Zorita del Maestrazgo. Y solo ese "apellido" ya debe daros pistas de que es un sitio especial. Porque el Maestre de ese Maestrazgo al que se refieren era... ejem, ejem.. el del Temple.

El Maestrazgo, y su comarca vecina Els Ports, son la frontera entre Aragón, Cataluña y la Comunidad Valenciana, así, tres Comunidades a la vez. Tuvo gran importancia estratégica durante la Primera Guerra Carlista, en la que campaba por allí un tal Ramón Cabrera, alias "El tigre del Maestrazgo". Y si tenéis buenas piernas y os gustan las montañas espectaculares, los pueblos monumentales y la comida contundente, Els Ports-Maestrat es vuestro sitio.

Pero comencemos por el principio. Así se llega a la Balma desde, por ejemplo, Benicàssim. 



La historia del santuario, oficialmente, empezó como todas. Allá por el siglo XIV, un pastor que tenía activado el detector de Vírgenes, se topó con la imagen. Esta vez se añade el detalle de que el pastor era manco y la Virgen hizo que le volviera a crecer el brazo, sin lista de espera, postoperatorio ni nada. Posteriormente, ocurrió la típica historia de los lugareños llevándose la imagen a la iglesia de su pueblo y la imagen volviendo a su cueva hasta que los del pueblo captan la indirecta y le construyen una ermita.

Claro que malvados arqueologos dicen que en la cueva ya había cultos primitivos antes de la invasión romana, de hecho, el nombre "balma" es una palabra celta, pero no les hagáis caso a esos descastados...

Pero lo que convierte La Balma en una ermita diferente es lo que ocurría en su interior. Porque aquello no eran simples romerías. Eran romerías... de endemoniados.

Desde lugares tan remotos como la Plana Baixa (recordemos que hablamos de épocas en las que las carreteras eran apenas caminos de cabra, y por supuesto sin asfaltar) llegaban "endemoniados" a que les hicieran exorcismos. Dichos endemoniados eran, por supuesto, enfermos (mentales o físicos), o posiblemente personas a las que su familia no quería mucho. Por ejemplo, aquí tenemos el caso de una niña que así a ojo, a mí me parece esquizofrénica, paranoica o simplemente psicópata.





Según el libro "La España mágica", de José Ignacio Carmona Sánchez, del que podéis leer fragmentos en google books:



Como habéis leído. Desde aproximadamente 1870 hasta el fin de los exorcismos, estos fueron realizados por unas señoras de Caspe, en lugar de por sacerdotes especializados y nombrados por quien corresponda. A efectos prácticos, no creo que haya mucha diferencia. A efectos de ritual, en un exorcismo "oficial" hay más latín y menos orgía que en lo que hacían las "caspolinas".

Se dice que en 1935, a la romería de endemoniados de La Balma, llegaron a asistir 20000 personas. Como al año siguiente comenzó la guerra civil, la romería estuvo sin celebrarse los siguientes tres años. En 1939, cuando se intentó retomar la tradición, los peregrinos se encontraron con algo inesperado.

José Pitarch, Comandante de la Guardia Civil, se plantó en la entrada de la cueva y pronunció una frase histórica:

Tampoco le cabía duda a nuestro interlocutor que la Guardia Civil acabó con el asunto el día que decidió empuñar las armas ante el delirio y el trastorno público que causaba la fúnebre procesión. Al parecer, hubo que actuar urgentemente ante algunos procesos de exorcismos en los que los afectados, llevados en volandas hacia el éxtasis, ponían en serio peligro sus vidas.
Éste era otro comentario recurrente que encontramos a lo largo y ancho de las poblaciones vecinas de Morella o Forcall; la mano dura de la autoridad que un día, al grito de "como vea un endemoniado más le pego un tiro", zanjó el asunto por la vía rápida.
Nuestras pesquisas aquí y allá llegaron a la conclusión de que el hombre que pronunció aquella frase histórica, y que organizó todo el aparato represivo de los fenómenos de Balma, fue el comandante José Pitarch.

 También existe otra versión de la famosa frase: "¡Aquí no pasa ni Dios!" Personalmente, prefiero pensar que el comandante Pitarch dijo las dos cosas: "¡Aquí no pasa ni dios! ¡C*ñ* ya con la tontería! ¡Como vea un endemoniado más le pego un tiro, h*stia!"

Y con ese apellido, me gusta imaginar que lo dijo en valenciano, lo que añade contundencia a la frase. Aunque en aquella época, lo dudo.

Existe un libro de 1929, "Tres días con los endemoniados. La España desconocida y tenebrosa", que se puede comprar en Amazon (solo en formato físico) si tenéis interés en leerlo.

También podéis ver el santuario con más detalle en este vídeo:



La información para escribir esta entrada ha salido, cómo no, de la Wikipedia, del libro "La España mágica" antes mentado, y también de esta página. Si algún paisano de Zorita o alrededores (o alguien que conociera algún caso de "endemoniado") quiere añadir algo, o señalarme algún error o lo que sea, estaré encantada de leer sus comentarios.

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