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martes, 25 de agosto de 2020

Paseando por Benicasim y alrededores

¡Hola, hola, hola, gentecilla! En los albores de la tempestad vuelvo a vosotros y todo eso. La verdad es que tenía una entrada sobre el confinamiento en borradores, pero "pa qué", si mi mayor triunfo durante el encierro ha sido salir en el blog de "El Comidista" (en la sección de "Desastres", por supuesto) y conseguir no engordar más de tres kilos...

Como ya sabréis, este está siendo un verano raruno. Como todos los veranos desde hace tres años, me apunté a un par de actividades deportivas del Ayuntamiento, que se anunciaron de aquellas maneras dándonos poco tiempo para pensárnoslo. El "Cuerpomente" que se iba a hacer en la playa, ha acabado convertido en Pilates en el Polideportivo, pero como solo vamos cuatro, da igual. A la actividad de Fuerza, fui un día, tuve agujetas durante cinco, pasé un calor tremebundo en el parque donde la hacían, y al compartir la clase con cuatro tiarrones supermotivados, se me pasaron las ganas. Voy a tener que buscar clases de iniciacion al "cachismo", o algo, porque quiero tener masa muscular, pero no morir en el intento.

Desde hace un mes aproximadamente, he vuelto a excursionar con la bici. El Ferrari, para los amigos. Primero di unos paseitos cortos hasta el Grao de Castellón. El carril bici es bueno, demasiado bueno. Paseas al lado de la playa, disfrutando de las vistas y la brisa marina. Y también de los corredores pedestres que van por el carril bici porque la acera es demasiado fácil para ellos, las pandillas de jovencitos que te vienen de cara en plan "pita, pita, como no te apartes tú...", patinadores en línea, patinetes, niños que cruzan sin mirar, perros que levantan la patita en cualquier sitio, y hasta algún monociclista. Este año ha habido menos, eso sí. Solo he salido a tres o cuatro amagos de infarto en cada paseo.

Así que la siguiente vez, decidí tomar una ruta alternativa. Aquí la intrépida exploradora se salió de la Vía Verde para explorar el Camino Vilaroig. Por desgracia para vosotros, no tengo fotos de ese paseo. Baste decir que fui atacada por un enjambre de insectos kamikazes, casi me caigo al resbalarme la rueda delantera en la gravilla y terminé manchada de grasa al intentar evitarlo.

Aquí la ruta en rojito, para que os hagáis una idea:

La ruta está bien para hacerla con bici de montaña. Con una de paseo se vuelve un poco peligrosa. Hay que llevar bastante agua, que no hay ninguna fuente por el camino.

La siguiente ruta es la clásica, la de toda la vida, la Vía Verde Benicasim-Oropesa, Versión extendida hasta el faro y la Torre del Rey.

Para quien no lo sepa: una Vía Verde es una vía ciclista-peatonal construida sobre una antigua vía de ferrocarril. Eso le da tres características muy apreciadas: buenas vistas, poca pendiente y, cuando las hay, curvas abiertas, lo cual las hace paseables para cualquiera. De hecho, en la Benicàssim-Oropesa, en cualquier época del año se pueden encontrar muchísimas personas paseando en bici o a pie, con niños o con perros, corriendo o simplemente mirando las musarañas.

Aquí vistas del camino de ida:

Antes de llegar a Oropesa hay un larguísimo túnel. Si vas en bici, hay dos opciones: seguir adelante con ella (el túnel está bien iluminado, aunque es conveniente encender las luces de la bici si tienes), o atar la bici al aparca-bicis y seguir uno de los dos senderos que salen del camino principal. El de la izquierda sube a la montaña por unas escaleras y lleva a un mirador (ese no lo he probado aún). El de la derecha bordea la montaña junto al mar, y puedes encontrarte con este paisaje:


En lo más alto, te encuentras con un banquito para descansar y mirar el panorama, y una cajita de madera colgando de un árbol. Dentro de la cajita hay un boli y una libreta, para que escribas lo que quieras, desde "Yo estuve aquí" hasta un haiku en cirílico.


Una vez llegas al final de la senda, tienes que volver a por la bici, claro. Recomiendo atravesar el túnel, que además está fresquito y te quitarás el sofoco. Si vas a pie, sigue adelante.

Al final de la Vía Verde, hay un parque. Te recibirá esta reflexión filosófica:


También hay una fuente donde en épocas más normales podías lavarte la cara y echar un trago. Pero ahora todas las fuentes públicas están clausuradas hasta nueva orden. A la derecha, un paso peatonal comunica el parque con el Paseo Marítimo. Allí no hay carril bici, así que hay que tener cuidado con el tráfico. Te diriges hacia el norte, como si fueras a Marina Horror, y allí están, uno enfrente de la otra:



Siguiendo la calle, te puedes reincorporar al Paseo y volver  a la Vía Verde. Una vez en Benicàssim, te tomas un helado que te lo has ganado.


Al siguiente domingo, decidí explorar el nuevo carril bici de Castellón, el que comunica la Basílica del Lledó con la playa por el Camino La Plana. Es un carril fácil para circular, ancho, con bancos para sentarte y bien señalizado. Por sacarle un defecto, los arbolitos que han plantado al lado aún tienen que crecer un poco. Llévate protección solar alta y mucha agua.

Al volver del Lledó, vi una señal que indicaba "Parque del Meridiano", y allá que me fui a explorar.

"El Meridiano" en cuestión es el de Greenwich, que pasa por aquí. Incluso uno de los que lo estaban midiendo murió en una casa de Castellón.

Pues resulta que en este parque, el Meridiano se cruza con el Paralelo 40, como podréis leer en la placa de este monolito.


En el parque también hay una pequeña ermita dedicada a la Asunción. Lo de pequeña va en serio.


El parque está lleno de fauna autóctona:

Siguiendo adelante por el camino, me encontré con este original conjunto de esculturas. No tengo ni idea del material o del autor, pero son una pasada:

Y ya para terminar de momento mi serie de excursiones, dejo la que hice este domingo. Es una ruta cicloturística no muy transitada. Sale de la Avenida La Parreta, al lado de la residencia de ancianos. Mirando hacia el pueblo, hay dos caminos. El de la derecha lleva a la ermita de la Magdalena (ese lo dejé para esta semana), el de la izquierda es la ruta cicloturística. Es un camino ancho, como he dicho no hay mucho tráfico de coches, sí de ciclistas y corredores pero muchísimos menos que en el carril de la playa o en la Vía Verde. Está bien indicado, hay las suficientes subidas y bajadas como para que no te aburras, y se pueden disfrutar impresionantes vistas del Desierto y la costa:





Incluso de la Sierra de Espadán:


Aunque como se suele decir, lo que importa son los amigos que se hacen por el camino:


Y esto es todo por el momento, a ver si me animo a escribir más, que tampoco quiero "matar" el blog.

Sed malos XDD.

martes, 31 de enero de 2017

¡¡Sobreviví!!

La vida tiene casualidades increíbles. Después de publicar la entrada sobre la Gran Nevada de 1946, resulta que nos hemos visto en una que parece la hija bastarda psicópata de la Pantanada del 82 y la Helada del 83. Ha sido como vivir una peli de catástrofes en directo.

Comenzó haciendo un frío de esos que traen los grajos cuando vuelan bajo el miércoles 18. Tuve que salir de casa con la cabeza envuelta en la bufanda, para taparme bien la nariz y las orejas. Parecía una ninja gafotas.

El jueves a media mañana comenzó a llover.

Y llovió.

Y llovió.

El viernes por la mañana, Keko se negó a salir de casa para hacer sus cosas. Al final acabé paseándolo por debajo de las terrazas para que al menos hiciera pipí contra los umbrales de los trasteros.

A continuación, mi fregona y yo achicamos el agua que estaba entrando en el baño a través de la fachada trasera del edificio. Y luego, recogí el agua que entraba por las rendijas de las ventanas de la cocina. Y luego, de la terraza. Y recogí la empapada ropa tendida antes de que el viento la arrastrara a algún lugar sobre el arco iris.

A las 8:30 de la mañana, la calle en la que se halla la salida de mis apartamentos estaba así:



¡No pasa nada! pensé cual intrépida aventurera. ¡Con mis maravillosos botines de agua conseguiré cruzar sin peligro!

En cuanto mis maravillosos botines de agua pisaron la calzada, un tsunami congelado empapó mis hasta entonces calentitos calcetines.

A la mañana siguiente, hubo una pausa en la lluvia y pude sacar a Keko. Aproveché para hacer unas fotos de la playa.







Naturalmente, no ha habido ni día de las paellas, ni traca final ni nada. Y no ha sido solo lluvia y viento. Toda la provincia ha estado bajo un temporal de nieve que no se veía en años. Todos los barrancos bajaban rebosantes de agua sucia y todos los trastos que ha estado echando la gente durante años.

Las cosas no habían mejorado el domingo por la mañana:











En realidad, no mejoraron un poco hasta el lunes por la tarde. Y mirad cómo me dejó la playa de al lado de casa:

Contemplad con qué garbo desfila Keko.






Al menos, la nieve ha dejado estampas bonitas. No llegó a nevar en el Bartolo, pero aquí tenéis la Sierra de Espadán y Penyagolosa en un día soleado.



 Y aquí tenéis más fotos del interior nevado y la costa destrozada. ¿Estará todo arreglado para Semana Santa? ¿Alguien se anima a hacer una porra?


martes, 17 de enero de 2017

La nevada del día de San Antonio

Hace 71 años, mi santa ciudad se despertó cubierta por casi medio metro de nieve. Corría el año 1946, hacía menos de un año que había terminado la II Guerra Mundial, siete desde que había acabado la Guerra Civil. Aún había racionamiento, y hambre, mucha hambre. De hecho, 1942 aún se recuerda como "l'any de la fam" (el año del hambre). Para hacerse una idea de lo que fue aquello, basta pasearse una tarde por la antigua sección infantil del Cementerio Municipal.

Pero lo peor no fue la nieve, sino la helada. La economía de la ciudad (de casi toda la provincia en realidad), se basaba en el cultivo de naranjas y mandarinas. Al bajar las temperaturas a -3,4 grados, no solo se helaron las frutas (una cosecha perdida es malo, pero al año siguiente hay otra). El verdadero problema fue que murieron los árboles y hubo que plantar otros, que tardarían varios años en producir algo vendible. Durante ese tiempo, la gente se las apañó con agricultura de subsistencia. Se plantó trigo, patatas, boniatos... Señorpadre suele decir que la catastrófica helada acabó salvando del hambre a mucha gente, que en lugar de vender las naranjas se comió las patatas.

Según esta página, que paso a traducir, la nevada se produjo debido a que un gran anticiclón se había aposentado entre Islandia y Escandinavia, y al mismo tiempo había una zona de bajas presiones sobre el Mediterráneo. Entre los dos se creó un corredor que llevó el aire frío del nordeste de Europa directamente hacia nosotros. Viento que chocó con el Levante procedente del mar, convirtiéndose en nieve.

Aquí tenéis, procedente de la misma página, la situación meteorológica aquel día:



Y aquí un par de fotos de cómo se quedó el pueblo. Aquí el jardín de San Pascual:







Y aquí la Ermita de la otra patrona de la ciudad:



Diez años después, hubo otra nevada. Después de tanta catástrofe, los habitantes de la Plana decidieron que ya era hora de diversificar la economía, y comenzó la industrialización de esta santa provincia. Pero esa ya es otra historia.

viernes, 13 de enero de 2017

¡Fiestas!

Esta tarde comienzan las fiestas de San Antonio y Santa Águeda en Benicàssim.

San Antonio es una de las fiestas más populares de la Península. Es tan popular que ya se celebraba antes del nacimiento del santo en cuestión. Básicamente, es una fiesta de bendición de los animales y de purificación. Con fuego, mucho fuego.

Por cierto, este es San Antonio. Y su "porquet" (la imagen se encuentra en la Basilica del Lledó, en Castellón).




Lo más característico de la fiesta, aparte de las hogueras, es la "matxà" (pronunciése "machá"). En su origen, era una procesión para bendecir animales de labor, sobre todo "matxos" (mulas), actualmente salen sobre todo mascotas. Incluso en Vila-real, si un niño quiere salir en la procesión y no tiene mascota, se le permite salir con un animalito de peluche. Después de la bendición se reparten unos panecillos (en Benicàssim son unas "cocas" dulces) que se han de comer a medias el dueño y el animalito. Se supone que así, este último estará protegido contra el mal todo el año.

En Castellón capital se hacen exhibiciones de equitación y de perros policía en los parques. Y aquí podéis ver las diversas fiestas que se celebran en el resto de la provincia. Por cierto, la "Santantonà" de Forcall fue la inspiración para la "Nit Màgica", la obra más famosa de Xarxa Teatre. Igual el vídeo no os impresiona mucho, pero os aseguro que hay pocas cosas más divertidas que correr al lado de los "dimonis", con las chispas cayéndote en la cabeza y la nariz llena de olor a pólvora.



Pero yo no quería hablaros tanto de San Antonio como de Ella. Santa Águeda. Águeda de Catania.

Sí, eso que lleva en la bandeja son sus tetas.

Fuente: Wikimedia. El cuadro es de Zurbarán
Según la leyenda, se las cortaron como tortura porque no quiso liarse con un procónsul. Antes de eso, la habían mandado a una casa de esas con lucecitas al lado de la carretera, no sé si me entendéis, donde la chica consiguió mantenerse virgen de algún modo. Como aún seguía negándose a refocilarse con el procónsul, tras el corte de tetas, la quemaron viva.

Santa Águeda forma "pareja" con Santa Lucía. En Cabanes tienen dedicada la "Ermita de Les Santes", en pleno Desierto de las Palmas, que es un lugar muy bonito para ir de excursión y con una fuente que da un agua muy fresquita.

La he sacado de aquí.

Pos eso, que si os pasáis por aquí la semana que viene, tenéis fiesta para rato.

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