viernes, 1 de abril de 2016

Aquí entre nosotros...

Me he quedado atascada a mitad de "Rechicero". No es por culpa de Sir Pterry, por supuesto. Es que me crucé con esta serie y no podía dejar de leerlos. Así que Rincewind, Conina y Nijel el Destructor quedaron un poco apartados.

Encima, tampoco pude resistirme a "La corona del pastor", el por desgracia último libro de la serie Mundodisco. Citando lo que dijo C.S. Lewis en su reseña de "El Señor de los Anillos" (no tengo el día pedante ni nada, jiji), "en este libro hay bellezas que te romperán el corazón". Sin spoilers, se nota que Pratchett sabía que es el último libro y lo da todo. Hay magia, hay épica, hay melancolía y naturalmente hay momentos de carcajada.

-¿Cuántos maridos has tenido en realidad, Tata?

-Tres propios.

Aquí es conveniente aclarar que Shawn, el hijo menor de Tata Ogg, es póstumo. Nació como dos años después de la muerte de su padre.

Y hablando de padres, Señorpadre está desde hace meses con una "infección de origen desconocido" en el ojo bueno. Está acojonado por si lo pierde, y cabreado con el mundo en general y conmigo en particular porque estoy ahí para aguantarle. Y luego se pregunta por qué no quiero tener asistenta.

En otro orden de cosas, Keko tiene hongos. Le vi una peladura en el costado, fui corriendo a la veterinaria por si "la bicha" había vuelto, y salí de allí con la receta para una crema antifúngica y un "Pónsela dos veces al día y vuelve dentro de quince". Nunca me he lavado las manos tantas veces al día como ahora.

Los "hombres" de mi casa han resultado ser unos pupas.

Hace una semana más o menos me repartieron una ficha con mi categoría profesional y mis funciones, para hacer una nueva relación de puestos de trabajo. Resulta que entre las funciones de mi puesto se encuentran entre otras la mecanografía, la taquigrafía, el manejo de maquinaria y el cálculo sencillo. Ni idea de a quién le toca el cálculo complicado. Hace como cuarenta años que no se usa la taquigrafía, y las máquinas de escribir dejaron de usarse hasta para los exámenes prácticos hará unos diez años. O sea, que mis funciones laborales son una reliquia de otros tiempos.

Y llevo flipando dos días a causa de estos dos artículos: este, y este otro.

AHORA nos salen con esas.

El tener una edad hace que se recuerden cosas. Cuando yo era pequeña, el aceite de oliva, las legumbres y el pescado azul eran el Mal Absoluto. Engordaban, y provocaban colesterol y un montón de cosas que hacían que los Jinetes del Apocrilipsis se encogieran en un rinconcito, en posición fetal y sollozando desesperadamente.

Ahora no solo la medicina ha cambiado de opinión sobre ellos, sino que incluso las grasas resulta que no son tan malas. Ahora Satán son los cereales. Y ya veremos quién es Satán cuando yo sea más vieja.

Hace tiempo vino a Castellón una furgoneta de la Asociación contra el cáncer. Te hacían una especie de test para ver tu nivel de riesgo. Cuánto medías, cuánto pesabas, antecedentes de la enfermedad en tu familia, color de piel y de ojos...

Con mi aspecto físico, me salió que tenía que ponerme protector solar hasta para salir de noche en invierno, no fuera que me diera la luz de la luna y me cayera encima Supermelanoma Maligno, el Supervillano Solar.

La verdad es que acojona. Fuente.

Y ahora resulta que el protector solar, caca. Que nos vamos a quedar raquíticos por su culpa. No sé por qué, me lo esperaba.

Confío en la medicina. Demonios, la mitad de mis parientes son médicos, y cada vez que se le ha curado algo a Señorpadre, lo han hecho médicos, no los brujos de turno (y no es que no haya visitado a unos cuantos, la desesperación a veces es lo que tiene). Pero cada vez que pasa una cosa de estas, no puedo evitar malpensar que detrás hay más intereses comerciales que médicos. Y me cabrea porque estas historias no hacen más que darles argumentos a los conspiranoicos de turno.

¿Y vosotros qué tal?

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