jueves, 15 de agosto de 2013

Un mes con Keko

Parece mentira que ya haga más de un mes que nos dieran aquella cosita pierde-pelo a la que hubo que meter en brazos en el ascensor y que huía cuando pasabas a tu lado mientras comía.

Llevé a Keko a la veterinaria, y como no sabemos nada de su pasado, decidió comenzar desde el principio, como si fuera un cachorro. Así que lo pesó, le tomó la temperatura, le palpó y le auscultó, y llegó a la conclusión de que a) el bicho tenía pulgas (no culpo a su anterior poseedora, igual le quité el efecto al collar antipulgas cuando le lavé), b) la graciosa manchita blanca de su hocico es una cicatriz, posiblemente de un mordisco (observaciones posteriores han revelado también cicatrices dentro de las orejas, no sé si no puede levantarlas del todo por eso), y c) aparte de eso es un perrito completamente sano.

De modo que procedió a venderme un collar antipulgas nuevo y a darle al Keko la pastilla para desparasitarle también por dentro.

Bueno, a darle...

Intentó el viejo truco de envolver la pastilla en una loncha de jamón york, pero el Keko es desconfiado por naturaleza con la comida que le ofrecen los humanos (en cambio, es capaz de comerse cualquier cochinada putrefacta que encuentra por el suelo, me paso los paseos quitándoselas de la boca), así que la rechazó y hubo que utilizar el no menos viejo truco de metérsela a la fuerza en la garganta y cerrarle la boca hasta que se la tragó.
¡Pastis a mi! ¿Me tomáis por Pocholo?
También me advirtió que tuviera cuidado con sacarlo a la calle, que me podía pillar el parvovirus. Ahí ya me asusté, porque una de mis perras lo tuvo una vez y lo pasamos fatal hasta que se curó. Le pregunté si hay epidemia y me dijo que epidemia no, que en mi santa ciudad el parvo es endémico. Que si no tenía más remedio que sacarle, que evitara ciertas horas y lugares, para que no se contagiara de leishmania ni de parvo.

Glups y reglups.

Bueno, el peligro ha pasado. Ahora al Keko solo le falta la antirrábica (se la pondré después del verano), el pasaporte y el chip.

Al principio le temía al maletero del coche, pero en cuanto comprendió (al segundo viaje) que cada vez que le metemos allí es para llevarle a hacer cosas divertidas, como perseguir palomas por el Termet, no solo le ha perdido el miedo, sino que se mete dentro de un salto. Está hecho todo un depredador. El primer día que le llevamos al Termet no dejó de perseguir palomas. El día que le llevamos al Clot, se tiró de cabeza detrás de una rata de agua y por poco no salta al río.

¡Un roedor!

¡¿Dónde se ha metido la maldita rata?!

¡Sal de ahí, cobarde!
Por su forma de correr, seguro que uno de sus antepasados fue un galgo. O quizás un guepardo.

Es increíblemente testarudo. Uno de los días en que le llevamos al Termet hubo un incidente con una ardilla especialmente maligna. Os lo explico fotograma a fotograma. Si forzáis mucho la vista, distinguiréis en este tronco un bultito que en realidad es una ardilla:


El Keko también la vio.


Y la ardilla le vio a él, y no se le ocurrió otra cosa que bajar por el tronco hasta cerca de él y volver a subir lanzando chilliditos. Repitió esto varias veces, para gran cabreo del Keko.


Finalmente, el roedor se decidió a saltar del tronco ante las narices del Keko,  y se fue corriendo al pino de al lado perseguida por un furioso ratonero que casi le acierta un mordisco en la cola. Pero la maldita roedora corrió más que él y le dejó con esta carita de frustrado:


Su instinto depredador ha hecho que Señorpadre le mire con mejores ojos que al principio, aunque sigue teniendo celos de que el perro me prefiera a mí (excepto a la hora de las comidas), y me acusa a mí de preferir al perro. Un día llegó a soltarle a mi tía que desde que paseo al perro, ya no le paseo a él. Como si yo le hubiera prohibido de alguna forma venir a pasear con nosotros... El dicho es cierto, chicas. Tengas hijos o no, acabarás convertida en la madre de alguien. Y cuanto mayor, más malcriado e insoportable.

Bueno, por dónde íbamos... ah, sí. Una de las cosas que a Señorpadre no le gustan del Keko es que se tome la expresión "ser un perro" tan al pie de la letra:

Vida de perros, lo llaman.
Últimamente estoy empezando a enseñarle a jugar a la pelota. Lo intenté con la pelota preferida de Nana, que rebota y le cabe perfectamente en la boca, pero le pillé mordiéndola y destrozándola, así que he cambiado de pelota. Ahora jugamos con una que hace ruiditos al apretarla, y parece que le gusta más. Va a buscarla cuando se la lanzo, y vuelve con ella, aunque llega un momento en que deja de encontrarle la gracia al juego y se mete en su rinconcito.

Por otra parte, su conducta con los perros es bastante rara, supongo que tuvo alguna mala experiencia. Tira de la cadena para que le deje acercarse a cualquier perrito, pero luego se queda rígido y no responde cuando el otro intenta trabar amistad. Le llevé al parque de perros a ver si suelto se comportaba con más normalidad y se quedó a mi lado mientras los otros jugaban. Eso sí, ver a otro perro es la única forma de que ladre. Ni cuando llego a casa, ni cuando oye un ruido extraño, ni cuando quiere que le saque a pasear, ladra. Mi hipótesis es que tuvo alguna mala experiencia por ladrar y no quiere arriesgarse.

También es un poco cobardica. El otro día me lo llevé a coger agua a Eslida, a una fuente en lo alto de la montaña. Como el terreno está un poco seco, resbalé con la gravilla al bajar las escaleras. Las garrafas de agua salieron volando, y él salió corriendo en lugar de acercarse a mi a ver qué me había pasado. Menuda manera de tratar a su jefa de la manada.

Eso sí, luego posa muy épicamente para las fotos:

¡¡Es el ciclo sin fiiiiiinnnnn!!

Bueno, a ver si pronto hago una entrada de libros y de noticias sobre Juego de Tronos, que están medio revolucionados contratando niños actores...

6 comentarios:

  1. Me alegro mucho que Keko haya superado su etapa de aclimatación y deje atrás su pasado traumático. Te veo con mucha paciencia, y el cachorro es un gran modelo para tu álbum. Que les dure cien años o más de lo que dura un perrito. Mira que nuestro Bongo, que también vivió horrores en la calle, se nos muere a cada rato (tiene 17 años) ¡y resucita! Con bastante apetito.
    Y si, en Juego de Tronos andan contratando niños. ¿Serán más baratos?
    Besos a Keko

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Está siendo una experiencia muy bonita. Todos mis anteriores perros habían nacido en casa o me los habían dado de cachorritos, con lo que el encariñamiento instantáneo está garantizado. Pero ganarme la confianza de un animalito al que a saber qué perrerías le han hecho, ya es otra cosa.

      Sobre los niños de Juego de Tronos yo me malpienso dos cosas: o que van a hacer renovación de casting porque los niños "originales" les han crecido como hiedras, o que se han tomado demasiado literalmente la expresión "niños del bosque". Veremos.

      Eliminar
  2. me gusta mucho leer como avanza keko :D

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Un mes más y ya se me comportará como un perro doméstico de toda la vida. :))

      Eliminar
  3. Menos mal que mis gatas no se conectan mucho a internet y no van a enterarse, pero creo que me estoy haciendo fan del Keko.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Es que es una joyita canina. No sé cómo tuvieron coraje para dejarlo suelto. Para mi que igual se escaparía en busca de novia, que estos perretes son así de audaces...

      Eliminar

¡Dejadme un comentario o se os llevarán los Otros!

LinkWithin

Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...