jueves, 18 de octubre de 2012

Un par de recetas para entrar en calor.

Como ya va a ser invierno en el hemisferio norte, y apetecerán las cosas calentitas, hoy voy a compartir con mis lectores un par de recetas de "olla", made in mi abuela.

Debo advertir que mi abuela, como la mayoría de las abuelas del mundo, utilizaba como unidades de medida cosas como "un pellizco", "un puñado" o "un trozo", así que si queréis probar estas recetas tendréis que experimentar vosotros mismos con las cantidades.

Comenzaré con la "olla de calabaza". Mi abuela era una abuela relativamente moderna, así que ella la hacía con olla exprés. Si preferís la cazuela de toda la vida, tendréis que ajustar los tiempos de cocción.

Para hacer esta olla, se necesita:

Un trozo de calabaza tipo "Ruperta":


Supongo que esta variedad tendrá un nombre menos televisivo, pero así  se la reconoce enseguida. Se elige esta variedad por ser la más dulce, pero mientras no sea "vinera", supongo que valdrá con cualquier otra.

También se necesitará un pote pequeño de garbanzos al natural, otro de alubias (ya os dije que mi abuela era moderna, ¿verdad? Si preferís legumbres secas, ponerlas a remojo y cocerlas antes, sois muy libres de hacerlo), judías verdes planas a gusto, una patata mediana, agua y arroz.

Es importante que la "bajoca" sea plana. Aunque siempre podéis torturaros a vosotros mismos con ese engendro del demonio llamado "judía boby":

BIEN:

MAL:



Ponéis agua a hervir en la olla (destapada) y mientras tanto vais cortando la patata en daditos, la calabaza  a trozos medianos (lo bastante pequeños como para que se cueza bien, pero que no se desintegre en el proceso), las judías verdes por la mitad y luego esas mitades por el medio, abrís los dos tarros de legumbres y lo vais tirando al agua por ese orden. Luego añadís sal, azafrán en polvo para que quede bonito y un cucharón de arroz. Cerráis la olla a presión y hervís durante cinco minutos más o menos.Abrís, comprobáis que todo está hecho por si hay que hervir un poco más, comprobáis si se necesita añadir sal, y hecho esto, le tiráis un buen chorro de aceite crudo y a comer.

Problema de ponerle arroz a la olla: se pasa y se convierte en una sustancia bastante asquerosa. Solución: hacer poca olla para comerosla toda enseguida y que el arroz no se trague todo el caldo con nauseabundos resultados. O como hacía mi abuela, repartirla entre toda la familia. O directamente, como hago yo, omitir el arroz. La olla está igual de buena.

A instancias de Señorpadre, yo le añado carne a esta olla. Un trocito de ternera, un hueso no muy grande de jamón y un par de muslitos de pollo, por ejemplo. Le da un sabor más "sólido" y así sirve como plato único.

La olla de espinacas es más sencilla, si cabe. Os hacéis con unos cuantos manojos de espinacas, los limpiáis, y los cortáis. O directamente os compráis un paquete de espinacas congeladas, o mejor aún, dos paquetes de espinacas lavadas y cortadas en el supermercado más cercano. También hay que tener una patata mediana, un pote de garbanzos al natural y otro de alubias, arroz, ajos, pimentón y aceite.

Se pone el agua a hervir, se echa la patata en daditos, las legumbres y las espinacas, el arroz, sal y por supuesto el azafrán para darle color (me había olvidado de decirlo antes: como el azafrán de verdad no es precisamente barato, no pasa nada si lo sustituís por "colorante alimentario a base de tartracina"). Cinco minutitos, abrís y probáis a ver cómo está.

En una sartén aparte, freís los ajos con abundante aceite, lo mezcláis con una cucharadita de pimentón, le dais una vuelta rápida para que no se queme, lo picáis y luego echáis esta mezcla dentro de la olla y removéis para que se mezcle bien. Llamáis a la familia y a comer.


Al igual que la otra, esta olla podéis hacerla sin arroz y/o con carne (unas manitas de cerdo le sientan de muerte). Incluso a la última picadita se le pueden añadir almendras para que quede más sabrosa.

Y si no os gustan estas recetas, o no os salen bien, siempre podéis recurrir a este libro. No será por falta de ideas...

3 comentarios:

  1. Gracias. Como todavía hace frío por aquí, voy a probar la de espinacas. Eso si, sin garbanzos, ya mi estómago no los tolera.

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    1. Buena elección, las espinacas tienen la ventaja sobre la calabaza de que siempre tienen el mismo sabor. La calabaza es como el melón, hasta que no la has probado no sabes si está buena, y la olla puede acabar siendo incomible.

      Eso sí, si tienes el estómago delicado, ten cuidado con la "picadita".

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    2. A mi me encanta la calabaza en platos dulces y salados, pero en Chile está carita. ¿Entonces no le pongo almendras a la sopa?

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