El cacharrito ya tenía sus buenos antecedentes criminales. Pero lo del sábado por la tarde (como si no hubiera tenido bastante con el ataque del armario asesino por la mañana) fue bastante surrealista.
Me conecté al ordenador, puse el i-tunes y le di a actualizar podcasts. El otro día, en "¡Muerte y destrucción!" me olvidé de desearle ambas cosas a Ciertos Programas Que Se Empeñan en Meterse En Lo Que No Les Importa, como por ejemplo i-tunes y su "he dejado de descargar este podcast porque hace mucho que no lo escuchas con mi reproductor, desertor de mierda", o Windows y su "Hay muchos iconos en tu escritorio, maldito guarro, ¿quieres que te lo limpie?".
Y luego, está el "No Has Enchufado El USB Donde A Mi Me Da La Gana, so paleto. ¡Hazlo bien!". Que es lo que me hizo mi amiguito Güindous (¡muerte y destrucción!).
Pues efectivamente, descargué mis podcasts, conecté el cacharro en mi entrada USB habitual, que nunca me había dado problemas, borré los archivos de sonido que habían allí porque ya los había oído y para hacer sitio, y procedí a copiar los archivos descargados del ordenador al emepetrés en cuestión.
Y entonces apareció un globito del Güindous (¡Muerte y Destrucción!) diciendo algo así como: "Oye, que has conectado el cacharro a una entrada USB normal pudiendo haberla conectado a una de Velocidad Tan Alta Como La Luna. Ya te desconecto yo el trasto si eso, total tampoco te salió tan caro..."
Y así lo hizo. Dejándome con dos palmos de narices. Desenchufé y volví a enchufar en el mismo sitio el cacharro, volví a copiar... parecía que todo había funcionado, me las prometía tan felices oyendo podcasts mientras fregaba los platos...
Y una hora después, la voz de Valentina fue sustituida a media frase por la del chico de uno de los podcast que se suponía que había borrado antes de copiar los recién descargados. El efecto fue harto inquietante, a fe mía...
Así que tuve que dividir el archivo de sonido en cuatro mini-archivos de media hora para poder pasarlos via Dienteazul a mi móvil, al cual le da por reiniciarse cada vez que intento meterle archivos de más de esa duración (y los de más de una hora, ni los admite, directamente). Y así están las cosas.
No, si lo que no me pase a mi en casa...
El I-Tunes, directamente, es parte del Mal. Es más, estoy convencida que es el programa que utilizan los sectarios lovecraftianos para compartir cánticos y ceremonias...¡Qué manía con sincronizar y clasificar todo como a él le de la gana!
ResponderEliminarPor suerte, con mis mp3, he tenido bastante suerte: los fui cambiando según salían aparatos con más cabida, sin que se me llegara a estropear ninguno, y ultimamente estoy utilizando más el móvil para ecuchar radio y música.
Yo solo utilizo el i-tunes para descargarme los podcasts porque me parece bastante cómodo, aunque tiene la manía esa de que si no reproduces el podcast en él se cree que ha dejado de interesarte y hay que recordarle de vez en cuando que te los descargue.
EliminarDe cacharritos mp3 yo solo he estropeado uno (el pobre se me cayó de canto y no hubo forma de recuperarlo). Lo sigo utilizando porque veo más cómodo conectarlo al ordenador y copiar los archivos que tener que partir un podcast en tres trozos para pasarlo al móvil sin que se me reinicie. Aunque para salir de casa, llevo los audios en el móvil, que una ya es viejecita y no le apetece llevar mucho peso encima.