miércoles, 17 de febrero de 2016

A vueltas con la lectura

Cada cierto tiempo sale algún artículo en la prensa española tratando el gran drama de nuestro país: la gente no lee. 

Se suele atribuir el que los españoles no lean (hablo en tercera persona porque no me considero incluida en el grupo de los que no leen) a que las lecturas obligatorias en la escuela hacen que los niños acaben odiando la lectura en lugar de cogerle afición. El último artículo que he leído sobre el asunto (que no enlazaré porque es de la misma revista de "Por qué a tu novia no le gusta Juego de Tronos") le echa la culpa a que las lecturas obligatorias en la escuela española "son aburridas". Mirad a los ingleses, dice. En lugar de hacer que los niños lean a Shakespeare, les dan a Harry Potter.

Me parece que la solución no es tan sencilla.

En mi opinión, uno de los problemas es que la lectura de ficción, como entretenimiento, en España se sigue considerando una pérdida de tiempo. Una mamá que ve a su hijo con Harry Potter (por seguir el ejemplo), lo primero que le dirá será: "¿Ya has hecho los deberes?". O "Ya leerás en vacaciones, ahora tienes que estudiar". O "Te vas a estropear la vista, tanto libro". O incluso lo que me dijo mi abuela cuando me pilló con "El tercer hombre": "Tanto leer, tanto leer, te vas a volver loca". No olvidemos que La Gran Novela Española trata de un tipo que se vuelve tarumba precisamente por leer novelas.

Me voy a poner en modo Abuela Cebolleta.

Cuando yo estaba en EGB (ahora Primaria), en las escuelas no nos ponían lecturas obligatorias. Había un "libro de lectura" que acompañaba al de Lengua y Literatura, en el que había fragmentos seleccionados de novelas y poemas que los autores consideraban apropiados para la edad que tuviéramos, junto a una historieta central que los "unía". 

Este era mi libro de lectura en primero de EGB (sacado de aquí):


Pero... también tuve un abuelo maestro. Y cuando terminaba el curso, sabiendo la clase de monstruito que era yo, me pasaba sus libros de lectura. Gracias a eso tengo un "Parvulito" original por alguna parte. Con el revival nostálgico de hace algunos años podría haberme forrado.

Bueno, a lo que iba. En uno de esos libros había una sugerencia: "Léete un capítulo de El Quijote cada noche". Y friki como era una a los diez años, me lo pedí para Navidad. Y me leí el capítulo al día... bueno, quizás algo más. Y lo releí tantas veces como haría años después con "El Señor de los anillos". Porque sí, porque me dio la gana. Y a pesar de los "¿no tienes deberes?"

No pillé las lecturas obligatorias hasta primero de BUP. El profesor de Lengua nos entregó una lista de varios folios con títulos de libros "Os tenéis que leer uno de estos para cada evaluación, el que más os apetezca". Después, la última pregunta del examen era más o menos: "cuéntame el libro que te has leído". En la lista estaban los Grandes Tópicos de la Literatura Española, pero también estaban "Drácula" y "Frankenstein", novelas de John Steinbeck y cuentos de Poe. Durante mucho tiempo estuve utilizándola como "lista de deseos".

El de segundo fue más estricto. Ahí sí que había un libro que te tenías que leer por narices. Grandes Tópicos de la Literatura Española a saco. Y encima, también teníamos los de valenciano. "Tirant a Constantinoble", una versión de un fragmento del "Tirant" tan resumido que le habían quitado toda la gracia. Las fábulas de Eiximenis, que si el castellano antiguo os parece difícil, ni os queráis imaginar el catalán del siglo XIV, donde aún se les colaban palabras en provenzal.

Y mientras tanto, de forma medio clandestina, entre las jovencitas circulaba un libro con el aroma prohibido de "leed esto que es super-fuerte".

A lo que quiero llegar es que más que "animar" a los niños a la lectura, lo que hay es que dejarles en paz cuando lean. Si cada vez que vemos a un niño con un libro en las manos le machacamos con el "¿No tienes deberes?", o el "¿Qué haces ahí leyendo en lugar de irte a la piscina?", si le acusamos de estar "perdiendo el tiempo" o "no estar viviendo", no nos sorprendamos si al crecer le ha desaparecido todo el interés que pudiera tener por la lectura.

Y si encima vais diciéndoles que ciertos libros son aburridos y que hay que sacar ediciones "fáciles", apaga y vámonos.

¿Solución para subir los bajos índices de lectura en España? Buf, ni idea. Yo ya hice lo que pude intentando "enviciar" a mis sobrinos. Pensad vosotros qué hacer con los niños a vuestro alcance.

3 comentarios:

  1. Yo por suerte he crecido en una familia muy lectora, tanto mis padres como mis abuelos (murcianos y suizos), tíos, primos... Siempre recuerdo a mis padres con libros en las manos en los ratos libres, y desde pequeños mi hermano y yo hemos recibido libros como regalos. Además ir a la biblioteca los sábados en familia era una actividad habitual. En el cole no tenía lecturas obligatorias, nos recomendaban algunos libros, eso sí, y solían ser divertidos (hasta el bachillerato, cuando sí llegaron los obligatorios de cara a la selectividad).
    Otra cosa que me enganchó a leer fue la suscripción a la revista LeoLeo, que siempre traía una historia larga, algunos cómics y pasatiempos.

    Si la familia y gente cercana los niños no lee y no aprecian la lectura, lo tienen más difícil para desarrollar gusto por los libros, eso está claro, tienes mucha razón.

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  2. Yo tampoco entiendo muy bien como pueden querer fomentar la lectura tal y como la plantean. Si te gustaba leer, es muy probable que te amenazaran con retirarte tus libros ante la posibilidad de un suspenso. En el colegio, según cada profesor, o se convertían en una carga lectiva más, en uno de los escasos libros obligatorios del plan educativo que correspondiera. Tampoco tengo ni idea de cómo se puede enfocar el tema de la lectura sin que se convierta en una imposición o un arma correctiva.

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  3. Y esa es otra. Si le das algo a leer a un niño, tiene que ser "instructivo", "educativo" o "transmitir valores". Lo contrario es "perder el tiempo". El entretenimiento por el entretenimiento es lo peor del mundo. Sin embargo, los mismos padres que temen que sus niños suspendan por "perder el tiempo" leyendo, no se privan de pasarse unas cuatro horas diarias delante de la tele tragándose lo que les echen.

    En fin, ni idea de cómo arreglar las cosas. Lo malo es que a los que deberían tener alguna idea, tampoco se les ocurre nada.

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