Este fin de semana lo hemos pasado en alerta por vientos huracanados, ya sabéis, el maravillooooso clima mediterráneo, donde siempre hace buen tiempo (perdonad que me ría).
Una consecuencia, afortunadamente sin víctimas, de estos vientos ha sido la caída de una de las muchísimas estatuas que el escultor Ripollés, famoso entre otras por el engendro monumento de la Plaza Huerto Sogueros de Castellón y la aberración estatua de enfrente del aeropuerto sin aviones.
Naturalmente, ahora todos se echan la culpa unos a otros como buenos españoles. Pero estamos salvados, señores. El ínclito escultor ha dado con la solución. ¿A qué espera Íker Jiménez para comenzar a investigar tal fenómeno?
No sé vosotros, pero a mi me están entrando muchísimas ganas de hacer esto:
No me digáis que no se lo merecen...
EDITO: Lo siento Renaissance, se me ha ido el dedo y he borrado tu mensaje en lugar de publicarlo, pero sobre lo que comentas de que lo malo es que la estatua le conteste, la escultura no solo le contestó: se pasaron cuatro horas de amigable charla. Debe ser lo que llaman "temperamento artístico".
¿Tan fuertes los vientos que derriban estatuas? Esto ya suena a bora y sirocco. Cuidado cuando pases cerca de una estatua.
ResponderEliminarEn realidad la culpable ha sido la tramontana. 115 Km/h de nada. Menos mal que estas borrascas suelen durar poco (aunque parece que se acerca otra)...
EliminarTiene una pinta de drogoadicto el escultor ese... y encima habla con las esculturas. Eso es bien.
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