Esta tarde, al regresar a casa tras una mañana de trabajo, me he encontrado con esta carta en el buzón:
Ni siquiera tengo perro, pero soy tan curiosa como un gato, y sin tener en cuenta que podría haber acabado en el fondo de la Acequia Mayor con plomos en los pies, he abierto la carta, y he encontrado esto:
¡Qué afición tiene este ayuntamiento a mandar cartitas tontas, por Om! ¿No sería más efectivo poner a los municipales a multar a los gorrinos en la calle? Todos sabemos a las horas que pasean los perros, y por dónde suelen ir. ¡Aplicad las ordenanzas, cojonesyaconlatontería!
Por otra parte, no sé a vosotros, pero a mí me gusta que los que intentan venderme cosas sean lo más honrados posible. Como por ejemplo, los autores de este libro:
Bueno es reconocer de dónde os viene la inspiración, queridos.
Actualización: Mis amigos se han ocupado del caso, cómo no:
Actualización: Mis amigos se han ocupado del caso, cómo no:
EXCREMENTOS¿Hammurabbi? ¡Un pringao!
Lo de colocar las banderitas en las cacas de los perros está muy bien, señores.
VILA-REAL
Soy vecino de Vila-real. Yo haría una cosa: las cacas de los perros se las haría comer a los dueños de los perros.
Yo tengo un perrete y para eso soy super limpio. Y cuando alguien no lo es, se lo digo... "perdona, se te han acabado las bolsas? toma, a mi me sobra una". Se ponen rojos o más y te miran avergonzados.
ResponderEliminarEso sí, me encanta el dispensador de bolsitas. Muy mono.
El problema que le veo yo a la campaña es que es un desperdicio de papel, porque el destinatario en lugar de concienciarse se cabreará ("¿Quiénes se creen que son estos del ayuntamiento?"). Vería mucho mejor el mandar unos cuantos policías a patrullar por las zonas donde más se pasea a los perros a las horas que se suele hacer, armados con una libretita de multas bien visible.
ResponderEliminarAdemás del pequeño detalle de que más de un cotilla habrá hecho lo mismo que yo y la habrá abierto sin que le corresponda.