Cinco personas.
Cinco cucharas.
Una paella.
Sí, cuando se come directamente del cacharro, se come con cuchara.
Veinte minutos más tarde.
La mitad de esto fue a un recipiente para recalentarlo y comerlo mañana, la otra mitad terminó en las garras de:
Estrella, braco tímida.
Curro, braco psicópata.
Tomás, bretón mordedor.
Luego, un vano intento de eliminar las calorías paseando, y de paso observar algunos detalles curiosos de la naturaleza silvestre y eso:
El Señor Zorro estuvo aquí. Me temo que salió con el culo escocido.
Siguiendo con una visita a la "hortalicieta":
Y llevarme a casa la mitad de los ingredientes de un buen gazpacho:
Terminando con la visita de rigor a ver cómo está el pantano:
Bien, parece que no pasaremos sed este invierno.
Y luego a casita, a darme un buen baño y a mentalizarme de que la semana que viene me voy a tomar en serio la dieta. ¡Ensaladitas y cositas a la plancha, allá voy!
Bueno, si el sábado no vuelve a llamar mi tío. Es que algunas no nacimos para ser sílfides...
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