Hace 71 años, mi santa ciudad se despertó cubierta por casi medio metro de nieve. Corría el año 1946, hacía menos de un año que había terminado la II Guerra Mundial, siete desde que había acabado la Guerra Civil. Aún había racionamiento, y hambre, mucha hambre. De hecho, 1942 aún se recuerda como "l'any de la fam" (el año del hambre). Para hacerse una idea de lo que fue aquello, basta pasearse una tarde por la antigua sección infantil del Cementerio Municipal.
Pero lo peor no fue la nieve, sino la helada. La economía de la ciudad (de casi toda la provincia en realidad), se basaba en el cultivo de naranjas y mandarinas. Al bajar las temperaturas a -3,4 grados, no solo se helaron las frutas (una cosecha perdida es malo, pero al año siguiente hay otra). El verdadero problema fue que murieron los árboles y hubo que plantar otros, que tardarían varios años en producir algo vendible. Durante ese tiempo, la gente se las apañó con agricultura de subsistencia. Se plantó trigo, patatas, boniatos... Señorpadre suele decir que la catastrófica helada acabó salvando del hambre a mucha gente, que en lugar de vender las naranjas se comió las patatas.
Según esta página, que paso a traducir, la nevada se produjo debido a que un gran anticiclón se había aposentado entre Islandia y Escandinavia, y al mismo tiempo había una zona de bajas presiones sobre el Mediterráneo. Entre los dos se creó un corredor que llevó el aire frío del nordeste de Europa directamente hacia nosotros. Viento que chocó con el Levante procedente del mar, convirtiéndose en nieve.
Aquí tenéis, procedente de la misma página, la situación meteorológica aquel día:
Y aquí un par de fotos de cómo se quedó el pueblo. Aquí el jardín de San Pascual:
Y aquí la Ermita de la otra patrona de la ciudad:
Diez años después, hubo otra nevada. Después de tanta catástrofe, los habitantes de la Plana decidieron que ya era hora de diversificar la economía, y comenzó la industrialización de esta santa provincia. Pero esa ya es otra historia.
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