lunes, 31 de octubre de 2016

¡¡Horror!! ¡Chicas disfrazadas!

Cada año por estas fechas, en este santo país tenemos la tontería de "Oh cielos, es jalogüín". Las posiciones sobre esta fecha son básicamente tres:

-¡Puag! Basura imperialista que nos lobotomiza y roba nuestra cultura. Con lo divertido que es ir al cementerio a limpiar la tumba del abuelo y gastarte un pastón en flores que no vas a ir a retirar cuando se marchiten.

-¡Puag! ¡Frivolidad y satanismo! ¡Tenemos que contrarrestarlo! Inventemos algo alternativo.

Por cierto, yo me pido a Santa Águeda de Catania o en su defecto a Santa Olga de Kiev. Mirad qué santidad exhala la señora:

Autor anónimo ruso
Luego está la tercera opción:

¡¡WIII!! ¡¡FIESHTA, FIESHTA!!

Pero incluso dentro de esta tercera opción hay rancios y más-pesados-que-una-vaca-en-brazos.

Porque resulta que hay algo que aterroriza a esta gente más que zombis, vampiros o amenazas de inspecciones de Hacienda: las chicas disfrazadas.

Ya el año pasado se podían leer en el "tuister" mensajes tan agradables como "los disfraces de Halloween son para provocar miedo, no erecciones". Lo cual me parece el colmo de la hipocresía teniendo en cuenta cuál es la palabra más buscada en google, y cuáles son las páginas más visitadas. A ver, chicos, podéis ver carne gratis. ¿De qué os quejáis? ¿Por qué sois tan capullos, por los cuernos de Om?

Este año se han puesto pesados con los disfraces de Jarlykuin. Al parecer, hordas de intrusas que solo conocen a ese personaje por la película, iban a disfrazarse en masa de ella solo para molestar a esos pobres frikis castos y puros que odian ver carne. ¡Y encima, algunas de ellas pesan más de 50 gramos! ¡Horror, terror y pavor! ¿Cómo se atreven, las muy... me atreveré a decir la palabra... las muy, las muy... ¡¡Posers!!? ¿Es que no tienen personalidad?

El domingo por la tarde, leí varios tuits de tíos comentando las pocas Jarlykuins que habían visto por la calle la noche anterior (supongo que en relación a las que se esperaban). Se me ocurren dos explicaciones para dicha escasez:

1.- Lo habéis conseguido. Avergonzadas solo por haber pensado en cometer semejante infamia, las intrusas han preferido no incurrir en vuestra justa ira y se han disfrazado de cosas con las que no cometen "expropiación cultural del frikismo" (la frase no es mía, sino de un tuitero indignado porque por culpa de las mujeres que solo queremos ver series de tíos descamisados, él no podía ver series "buenas").

2.- El mundillo friki hacéis mucho ruido pero no sois tan importantes. La mayoría de la gente (chicas incluidas) va a ver una película, vuelve a casa, la comenta con sus amigos, le gusta o no le gusta, pero no siente la irresistible necesidad de disfrazarse de sus personajes en la próxima fiesta que se les pone delante. Asumidlo.

No me gusta disfrazarme, y no celebro esta fiesta (me pilló demasiado vieja y gorda para ir a pedir caramelos), pero soy partidaria de que la gente se divierta como quiera si no infringe el código penal o las correspondientes ordenanzas municipales. Y eso incluye disfrazarse de personajes de película, de pendón verbenero o de Santa Águeda con sus tetas en bandeja. Si no os gusta lo que véis, apartad la mirada.


Para los más tradicionalistas, aquí tenéis a Don Juan Tenorio. ¡Con la Velasco interpretando a Doña Inés!:



Y si tenéis poco tiempo, el recomendable podcast Noviembre Nocturno, ha colgado este terrorífico audio:







Hala, pasadlo bien. Con o sin disfraces. No permitáis que los rancios os arruinen la diversión.

1 comentario:

  1. ¡Nooo! ¡Los inspectores de Hacienda no amenazan! Como mucho pueden personarse sin comunicación previa cuando sea convenciente para la práctica de las actuaciones.
    Que también da bastante miedo, la verdad.
    Y sí lo de los disfraces de Harley Quinn se fue convirtiendo durante todo el verano durante un chiste recurrente. Supongo que también el bombo que se le dio fue porque el mundo de lo friki está bastante más extendido que hace algunos años, al menos en las redes. Pero sigue sin convencerme el sectarismo que mantienen algunos sobre las cosas que pueden o no pueden gustar al público ¿No echaron tantos años quejándose de la marginación de este tipo de ocio? Pues bien contenta que estoy cuando puedo hablar con cualquiera sobre Juego de Tronos.
    La fiesta, como todo: año tras año va haciéndose más presente (esta tarde me crucé con un montón de niños disfrazados). Y a principios de los ochenta lo de papa Noel y los regalos el 25 era una rareza cuando ahora se ha convertido en la norma. No voy a negar que desde siempre me hizo mucha gracia una fiesta cuya temática es todo lo terrorífico, ni tampoco que un año más me haya puesto hasta arriba de huesos de santo.

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