Caperucita, más o menos

Érase una vez una linda niñita llamada Caperucita porque siempre llevaba una capa con capucha, como las que llevaban los frikis cuando iban a los estrenos de las pelis de "El Señor de los Anillos".

Caperucita tenía una abuelita que vivía en un bosque relativamente siniestro, como este:

Un día su mamá le dijo que cogiera la cestita y fuera a visitar a la abuela, a ver si había cogido la Gripe A o algo. Pero Caperucita era muy singermornings, así que se entretuvo cogiendo tomillo para la paella del domingo,

Manzanilla para hacerse una infusión digestiva,

espárragos,

Perdió tiempo desenganchando su capa de los espinos y de las perversas matas de romero,

Con lo cual no se dio cuenta de que el Lobo Feroz la adelantaba, se metía en la casa de la abuela, y ya estaba a punto de devorar a la indefensa anciana cuando Caperucita llamó a la puerta. Así que el lobo metió a la abuela a toda prisa en el armario y se metió él en la cama.

-Huy, abuelita, qué rara te veo. Tú hoy no te has depilado el bigote, ¿verdad?

El lobo, que tenía mucha hambre y pocas ganas de seguir las tradiciones, saltó sobre la niña con intenciones gastronómicas, pero ella le detuvo.

-¡Piensa en tu ácido úrico! - le dijo- En lugar de comerme a mí, podemos disfrutar juntos de una deliciosa tortilla de espárragos. ¡Mira cuántos he cogido!

-Vale -dijo el lobo. Y Caperucita preparó está riquísima tortilla:

Pero, como a pesar de ser una singermornings, la nena no era tonta del todo, después de comerse la tortilla invitó al lobo a un trago de Cualquier Cosa:

Tanto le gustó al lobo la Cualquier Cosa que se bebió toda la botella, y Caperucita, aprovechando que estaba borracho perdido, llamó a la policía, y el lobo pasó doce años y un día en la cárcel por allanamiento de morada, embriaguez habitual, resistencia a la autoridad e intento de antropofagia.

Y Caperucita y su familia fueron felices y comieron muchos espárragos silvestres.