Mmm... ¿debería advertir que van a caer spoilers? Quiero decir, que los libros de Harry Potter se publicaron ya hace años y el que quería leerlos ya lo habrá hecho, ¿no? Bueno, más vale prevenir. Voy a soltar espoilers a mansalva, así que si no te interesan estos libros o no los has leído aún y no quieres destriparte nada, largo de aquí.
¿Son grillos eso que oigo?
Vale. Ahora que estoy sola, empiezo.
Mi principal impresión al terminar los libros es que el Voldy, como Señor Oscuro, es un pringao. Claaarooo, como no se pueden utilizar objetos muggles, hala, con su varita y sus maldiciones, y así le pasa lo que le pasa, con lo fácil que habría sido todo si hubiera ido a visitar a los Potter (y a los Longbottom) con una recortada cargada con postas. Vale, en lugar de siete libros habríamos tenido un relato de siete páginas como mucho (lo mismo que si Ned Stark hubiera decidido quedarse en Invernalia, vamos). Hay que asumirlo, el sentido común no hace vender libros...
Ahora en serio, como decía la Señora LeGuin, estos libros no tienen nada de original, pero son terriblemente adictivos, así que comprendo el entusiasmo de los niños cada vez que salía uno. También supongo que no sería lo mismo leérselos todos en tres semanas como he hecho yo, que tener que esperar uno o dos años entre libro y libro, e ir creciendo con los personajes. Ahora, lo que signo sin entender es el tema de las acampadas delante de las librerías, como si solo se pudieran comprar el día en que salían a la venta. ¿Pánico a los spoilers o simplemente tontería?
El principal defecto de los primeros libros, el punto de vista, se agrava en los últimos. Me explico: toda la historia se cuenta a través del punto de vista de Harry. El lector sabe lo mismo que él. Eso obliga a la autora a hacer malabarismos para proporcionarnos información importante. Lo que un narrador omnisciente de los de toda la vida podría hacer sin despeinarse (por ejemplo, mostrarnos una importante conversación entre dos de los malos en una habitación cerrada), en manos de la señora Rowling acaba convertido en: Harry poniéndose la capa invisible para cotillear o escuchando sin querer (o queriendo) detrás de una puerta, seto o cualquier otro elemento que lo esconda. A la tercera vez, el recurso cansa. Señora, ¿esto es un héroe o un reportero de la prensa rosa?
Y en el último libro ya alcanza proporciones exasperantes. Están ocurriendo cosas emocionantes en todo el universo mágico (la caída del Ministerio, los amotinamientos de los alumnos de Hogwarts contra Snape ¡Por Om, Ginny y Neville intentan robar en el despacho del director, eso había que enseñarlo!, la Resistencia, la radio clandestina...), y tenemos que aguantar toda la acampada en plan caza-del-tesoro y los ataques de celos de Ron, anda, chico que ya te vale...
Porque esa es otra. La trama sentimental es un alivio cómico, ¿verdad? O yo soy una zorra insensible, que todo podría ser. Porque a mi las vicisitudes románticas de los críos me han dado más risa que otra cosa. Aunque no pude evitar sentirme identificada con Harry cuando piensa que si sus dos amigos se ennovian y él no, le va a tocar estar allí aguantando la lámpara, y, peor aún, le va a caer un buen chaparrón por ambas partes si se separan. Real como la vida misma...
Y a la altura del quinto libro más o menos, nos enteramos de que todo fue pura casualidad, que Harry es el elegido solo porque ese incompetente Voldy fue a por él primero, que podría haber sido perfectamente el pobre Neville... Y aquí es donde se podría haber dado un golpe de genialidad, y ya puestos a "picar influencias" de aquí para allá, podría haber montado una trama a lo Hitchckok, a saber: Harry Potter no es más que un señuelo para despistar a los malos. El verdadero elegido es Neville. ¿No hubiera sido maravilloso?
En fin, ese será el fanfic que nadie escribirá nunca porque el chico torpe y gordito no mola.
En otro aspecto de cosas, el epílogo es la cosa más inútil que se ha "pegado" nunca a un libro. Francamente, me daba igual si se casaban y tenían niños o no, eso ya lo daba por supuesto. Habría preferido un "A la mañana siguiente" en el que esas bestias pardas de la Umbridge (que para mí siempre tendrá la cara de mi profe de francés en BUP) y la Skeeter (esa tiene la cara de Karmele Marchante cuando salía en Tómbola) recibieran su merecido (la cola del paro como mínimo), y que Draco terminase demostrando un poco de humanidad pidiendo disculpas por haber sido un gilipollas durante siete libros. Pero, claro, eso habría sido ya demasiada sutileza. Los cabrones con pintas han de serlo hasta el final.
Y las muertes... ¡pero qué chapuza, por Om! No ha habido ni una que me haya dado un poco de pena. La gente, simplemente o aparece muerta o lo hace de una forma tan "chof" que tienes que pensártelo (¿de verdad está muerto? A ver que lo relea...) ¡Por favor, lo de la lechuza cayendo al vacío con su jaula es de juzgado de guardia! Aunque igual es que al ser ya una vaquilla toreada en estas lides no me impresionan tanto las cosas que podrían impresionar a alguien más joven. Supongo que habría disfrutado mucho más si hubiera leído estos libros con la edad adecuada.
Pero oye, a pesar de sus defectos, me lo he pasado bien, que es de lo que se trata. Y ahora, además, he conseguido una traducción "irregular" de Cierto Libro para quitarme el mono hasta que los de Cierta Editorial se decidan a publicar la traducción de una vez (iré ahorrando para comprarme la edición ilustrada en tapa dura, para limpiar mi conciencia culpable). Así que cuando termine ese Cierto Libro (que supongo que a estas alturas mis lectores ya sabrán que empieza por "D"), igual me da por comentarlo...