domingo, 27 de marzo de 2011

El primer domingo de fiestas

Bien, como ya os conté ayer, hoy, tercer domingo de Cuaresma, los castellonenses hacen una romería para subir a la ermita de la Magdalena, que fue construida sobre los restos del aljibe del antiguo castillo. Al parecer, la primera romería documentada data de 1375, y su objetivo era hacer penitencia a ver si paraban la peste negra. Bueno, eran otros tiempos.

El Cerro de La Magdalena es la entrada (o la salida, depende de en qué dirección vayas) al Desierto de Las Palmas. Se encuentra a medio camino entre Benicàssim y Castellón, y os lo aseguro, es una larga caminata (sí, se sube a pie, aunque el Ayuntamiento pone trenes y autobuses para que quien lo desee pueda bajar más cómodamente) después de haberte pasado el sábado por la noche de fiesta. Y más aún si, como este año, ha coincidido con el adelanto horario.  

El sábado por la tarde se celebra el Pregón que es una especie de larguíiiiisima cabalgata donde aparecen personajes históricos, mitológicos y tradicionales, y representantes de todas las localidades de la provincia, con sus trajes típicos y carrozas con las Reinas y Damas de sus fiestas. Y, por supuesto, els Cavallers de la Conquesta, Na Violant y sus "dones de companya". Es muy bonito para ver una vez, pero a la segunda ya se vuelve un poco aburrido.


Pero volvamos a la romería. Según la leyenda, los castellonenses bajaron del castillo una oscura noche de tormenta, pasando por terrenos pantanosos y muy peligrosos, así que los mayores llevaron una vela (en otras versiones un candil) atado a una caña para verse, y los niños (atados para que no se perdieran, recordad), un rollo de pan. En el pregón, esto se conmemora con "les xiquetes del meneo", que son unas niñas atadas a una carroza con cintas de colores y que se mueven como imitando la forma de nadar de las anguilas.


La indumentaria tradicional para ir a la romería es el blusón negro llamado "brusa d'auelo", gorra o sombrero para protegerse del sol, un pañuelo al cuello verde o a cuadros y unas buenas alpargatas o zapatillas cómodas. Las cintas verdes de la caña son por la franja verde que aparece en la bandera de la ciudad.

 

Ya por la noche, se celebra el desfile de gaiates. ¿Que qué es una gaiata? Bueno, oficialmente es un esclat de llum i color (un estallido de luz y color). Extraoficialmente es un armatoste cubierto de bombillas que se pasa toda la semana molestando en una plaza (pero nunca se os ocurra decírselo a un nativo, para ellos las gaitas son la octava maravilla del mundo). Aún se recuerda la metedura de pata de un diputado autonómico socialista que declaró compungido que lamentaba no poder quedarse a ver cómo las quemaban (al pobre le traicionó el subconsciente). Aunque los gaiateros sostienen que están todo el año trabajando en ellas, mucha gente sospecha que el trabajo se limita a cambiar las bombillas fundidas el año anterior. Bueno, no os dejo con el suspense. Una gaiata es esto:



El desfile consiste en que cada Sector Gaiatero (diecinueve en total) acompaña su gaiata, arrastrada con la ayuda de un motocultor. Diecinueve Comisiones Gaiateras. Diecinueve Madrinas de Gaiatas y sus Cortes, versión adulta. Diecinueve Madrinas y sus Cortes, versión infantil. Y, sobre todo, diecinueve bandas de música interpretando esta canción:


Repito: Diecinueve veces seguidas. Veinte, si contamos la banda municipal que va al final de todo. Y ¡ay de la banda que intente tocar otra!

Y luego, las gaiatas se colocan en la Avenida Rey Don Jaime para que todo el mundo las vea, y al día siguiente son repartidas por las plazas principales de sus Sectores. Hasta el domingo siguiente, cuando serán recogidas, guardadas en los almacenes que tenga cada Sector Gaiatero y a esperar al próximo año.


Lo más característico del desfile de gaiatas, aparte de las diecinueve interpretaciones de "Rotllo i canya" es "la volteta". "La volteta" consiste en que la Madrina de la gaiata va en medio del desfile con su caña adornada con el rollo y la cinta verde. Entonces, la gente da palmas y le grita: "¡La volteta, la volteta!" Y la chica fija la caña en el suelo y da una vuelta a su alrededor saludando con el pañuelo de encaje blanco (imprescindible) sin dejar de sonreír, para que todos admiren lo bien que le sienta el traje típico.

Una advertencia para posibles turistas: la mejor manera de disfrutar estas fiestas es llevar calzado cómodo y patearse la ciudad. En cada rincón se puede ver algo divertido. Ah, y mejor no olvidar tampoco un abrigo y un impermeable (por si acaso). Si no llueve el día de la romería, llueve el de fin de fiestas. Cosas del traicionero e inestable clima primaveral. Quedáis avisados.

3 comentarios:

  1. Yo de pequeño, contaminado por las fallas, también creía que al final las gaiatas se quemaban...

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  2. La nota histórico-cultural previa me ha gustado bastante. Sabía lo de Violante de Hungría pero no tenía ni idea de cómo había llegado aquí ni los movimientos tras ello.

    LO de las fiesta regionales es que me da mucha pereza. No soy muy fan de esos alardes de hacer comunidad y de tradición. Lo único que me atrae de ello es las comidas típicas.

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  3. Elefante suicida: Es que, la verdad, dan ganas de quemarlas. Pero un político debería informarse un poco antes de hablar, que una metedura de pata tan tonta da munición a sus contrarios. Vale, olvidad que he dicho esto, solo ha sido un ataque de sentido común completamente anti-español.

    Illuminatus: Comparada con las de mi pueblo (solo aptas para fans a muerte del "bou embolat" -aaaargh-), las fiestas de Castellón son divertidísimas. Eso sí, más que asistir a la romería y demás actos tradicionales, lo divertido es ponerse un calzado cómodo y callejear o meterte en las "collas" a tomar algo. Pero lo más parecido que hay a una "comida típica" son los altramuces que sirven para acompañar la bebida en el Mesón del Vino.

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