Como valenciana que soy os debo una explicación...

Tengo por norma no hablar de política en este blog, porque ya he dicho unas cuantas veces que lo tengo para divertirme, no para que se me llene de trolls de ambos bandos acordándose de mis antepasados y llamándome gorda amargada y criticona que se pasa la vida buscando novio en Internet (sí, eso me lo llamaron una vez). Pero hoy he decidido que ya vale de esconder la cabeza debajo del ala. Si tuve cojones para contaros lo del zurullo, también los tengo para tratar de explicar a los que no sois valencianos qué coño pasa con nosotros. Pongo por delante que no soy socióloga, y que todo lo que voy a explicar se basa en observaciones propias, así que no os lo toméis como una ley científica o algo así.

Desde ayer llevo oyendo y leyendo que los valencianos somos gilipollas por haber renovado en el cargo al Sr. Burns... esto Camps, (¿en qué estaría yo pensando? ¿Tal vez en su foto de campaña?) Y pienso, ojalá fuera eso. Pero como siempre, la realidad es mucho más complicada.

Punto primero: No os dejéis engañar por las Ciudades de las Artes y demás vanguardismos. Los valencianos seguimos siendo labradores, aunque no llevemos la boina a la vista. Y la mentalidad de labrador lleva pegado el conservadurismo: No te muevas, no le lleves la contraria al poder, no molestes, no sea que te lleves una buena hostia y además te quedes sin huerto. Añadamos a esto que por aquí hay mucho ancianito que aún recuerda la guerra civil y piensa que le pueden llevar al paredón por una tontería como contar chistes de políticos.

Punto segundo, relacionado con el anterior: el nacionalismo valenciano. Mientras el de otras zonas se ha enfocado como "la culpa de todo la tiene Madrid" (entendiendo "Madrid" como abreviatura de "el gobierno central"), el valenciano se ha configurado como "¡Socorro, los Malvados Nacionalistas Catalanes quieren invadirnos!" (en el idioma nativo: els catalans mos volen furtar la paella).Y el PP ha conseguido erigirse como el heroico defensor de nuestras libertades contra esas hordas de catalanistas que esperan al otro lado del Cenia con las caras pintadas de azul dispuestos a quemar a nuestras mujeres, matar nuestras casas y violar a nuestro ganado. Al PSPV se le ve como un topo del PSC en nuestro sacrosanto territorio, y cada voz crítica que se levanta contra cosas como los aeropuertos sin aviones, las bibliotecas sin libros o los parques temáticos sin atracciones, es un catalanista envidioso que no es digno de vivir aquí.

Punto tercero: El PSPV es una jaula de grillos. O así es como se percibe, porque cuando aparecen en Canal 9 o en cualquier medio de comunicación de esta santa Comunidad Autónoma es precisamente cuando se están peleando por cuál será el próximo candidato a perder la Generalitat. A propósito, el anterior candidato fue obligado a dimitir por corrupto, cuando en realidad era un moroso. ¿Otros partidos? ¡Traidores al servicio del invasor catalanista! (releer punto segundo).

Punto cuarto: Si cometes el error de votar a un partido distinto al que manda en la diputación de tu provincia, verás cómo te pasas al menos cuatro años comiéndote los mocos mientras los pueblos a tu alrededor van creciendo, tienen aceras nuevas, calles bien iluminadas y flamantes plazas de toros. Tú tendrás suerte si no te quitan la gestión de tu monumento más famoso solo para chinchar.

Punto quinto: la gente está mal informada. Un día en el mercado oí a una ancianita maldecir a Zapatero por habernos metido en el euro. Mirad en esta tabla la fecha y en esta quién era presidente por aquellos tiempos. Y eso es solo un ejemplo. Mucha gente en esta santa Comunidad Autónoma no ve otra cosa que Canal Ou, excepto cuando ponen anuncios. Entonces cambian a Intereconomía. ¿Internet? ¡Por favor, que esta misma mañana he tenido que ayudar a una pareja mayor a sacarse un billete de tren con la máquina expendedora! ¿Cómo van a acercarse siquiera a un ordenador?

Punto sexto: ¿Corrupción en nuestra Comunidad? ¡Insidias propagadas por envidiosos! La corrupción es una tontería, un mal menor. ¡Don Carlos ha hecho mucho por Castellón! Ha conseguido que mi niña entre en las monjas aunque no tuviera puntos, ha colocado a mi sobrino de ordenanza en el Provincial, ha pasado a mi abuelo el primero en la lista de espera... Se le puede perdonar una presunta defraudación a Hacienda, ¿quién no haría lo mismo si pudiera? No, eso no es corrupción, ni enchufismo. Es preocuparse por las personas. Y ser listo.

Pensándolo bien, sí que es posible que seamos un poco gilipollas... ¡Pero es que nos dibujaron así!

PD: Mañana toca reseña de "Juego de tronos"...