lunes, 30 de mayo de 2011

¡La madre que los...!

En toda la provincia de Castellón, solo hay una ciudad donde el PP estaba gobernando con mayoría absoluta y la ha perdido.

Sí, habéis adivinado. Se trata de mi santa ciudad. Y ya os he contado en este blog algunos ejemplos de la incompetencia que les ha llevado a la derrota.

Pero el equipo de gobierno aún en funciones hizo algunas cosas bien. Entre ellas, cambiar el mercado ambulante de ubicación.

El mercado se celebra dos veces a la semana: los miércoles prácticamente solo se vende ropa, los sábados, ropa y verdura. Desde que yo recuerdo, el mercado de ropa estaba en las callejuelas detrás de la Iglesia Arciprestal, en el casco antiguo. Ya os podéis imaginar el panorama: calles estrechas y tirando a retorcidas, suelo de adoquines... Los comerciantes se quejaban de los desperdicios, los vecinos se quejaban del ruido, los clientes se quejaban de los carteristas...

Mientras tanto, el mercado de verdura se celebraba en las plazas más anchas que se pudieran encontrar, en una ubicación diferente.

Y entonces el Ayuntamiento trasladó el mercado a un aparcamiento en las afueras. Los dos. Y yo aplaudí con las orejas porque estaba a un paseo de diez minutos de mi casa.

Pero entonces, ¡ay! Los comerciantes del centro comenzaron a quejarse porque al parecer la Señora Maruja, cuando acababa de comprarse un traje de noche de saldo, un par de calcetines y una braga-faja super-reforzada, se metía en la primera cafetería que encontraba para reponer fuerzas; y si no encontraba lo que buscaba en el mercado igual se metía a buscarlo en una tienda. Y ahora resulta que perdían dinerito, y los cartones de basura ya no eran tan importantes.

Y vecinos y clientes comenzaron a decir que qué importaban unas cuantas carteras desaparecidas y un par de días a la semana soportando los Grandes Éxitos de Camela, comparado con la comodidad de tener el mercado cerquita de casa. Aunque a muchos de ellos no les parece resultar ninguna molestia coger el coche o el bus todos los lunes para ir al mercado de Castellón...

Así que los futuros gobernantes de esta ciudad les han hecho caso a los quejicas y el primer acuerdo al que han llegado es fastidiarme la vida. No creo que vayan a trasladar la sección de verdura pero es que a mí cuando terminaba de comprarme mi fruta y mis lechugitas, me gustaba darme un volteo por la sección de ropa, y ahora tendré que ir a casa, dejar el carro y caminar hasta el centro si quiero ver la ropa. ¿Qué pasa? Si los del centro son comodones, yo también.

Mal empezamos, Benlloch, majo, mal empezamos...

Vale, en otro orden de cosas: Tras once días de dieta llevo dos kilos perdidos (bien). Como comienza a hacer calorcillo he comenzado a beber más agua (bien otra vez, propósito de año nuevo medio cumplido), pero ahora me paso media mañana en el baño y van a pensar que le doy al absentismo laboral (mal).

1 comentario:

  1. Eso pasa en cualquier sitio: los comerciantes son la especie más asustadiza que puede haber. Cuando abrieron un Continente en mi ciudad hace diez años, hubo verdaderas protestas contra la gran superficie porque acabaría con el comercio local...que se hartaba de cobrar lo que daba la gana y de cerrar tres días seguidos.

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