viernes, 27 de mayo de 2011

Historias opositoriales: Y Tyrion Lannister tomó hormonas de crecimiento...

Para no españoles, o para españoles que no estén en el mundillo, voy a tener que hacer una pequeña explicación preliminar.

En este santísimo país, si alguien quiere ser funcionario tiene que pasar una serie de pruebas que en su conjunto reciben el nombre de "oposición". La oposición estándar consiste en dos exámenes eliminatorios (el que no llega a la "nota de corte" - o sea, la nota que se considere un aprobado, que no es necesariamente el clásico cinco, de hecho suele ser más de un seis- ya no puede presentarse al siguiente) y un tercero que sirve para sumar su nota a la de los anteriores y poner a los aprobados por orden de nota para ir colocándoles en su respectiva plaza. De modo que si eres el primero de la lista, puedes elegir cualquiera de los puestos de trabajo que ofrecen, el segundo ya tendrá uno menos donde elegir, y así sucesivamente hasta que el último tendrá que conformarse con lo que le toque. En la última reforma de la ley se ha instituido como norma general el llamado "concurso-oposición", que consiste en que después de pasar los tres exámenes tienes que enseñarle al tribunal todos tus títulos, demostrar experiencia laboral y que has hecho un montón de cursos de perfeccionamiento, y la puntuación que consigues se suma también a la nota final para elegir tu destino.

A la administración le fastidia sobremanera convocar oposiciones. Hay que realizar una serie de trámites: publicar las bases (o sea, las condiciones para presentarse a los exámenes) en el Diario Oficial de la Provincia, luego en el Boletín Oficial del Estado, recibir las instancias y ver si están o no correctas, publicar listas de admitidos, nombrar un tribunal para corregir los exámenes, buscar un local lo suficientemente grande para realizar el examen, publicar la lista de aprobados, buscar local para el segundo examen (suele ser el mismo que el del anterior), publicar la lista de aprobados del segundo examen, hacer el tercero, publicar las listas definitivas... Todo eso cuesta tiempo y dinero.

Pero allá van leyes do quieren reyes, como se decía antes. Y una superheroica figura apareció para ahorrarles todo ese trabajo a las administraciones...

Tachán tachán... redoble de tambores...

¡El Interino!

La figura del funcionario interino (a partir de ahora solo "interino") se creó para las sustituciones. ¿Fulanito está de baja y no sabemos cuándo volverá? Nombramos un interino para que su trabajo no se quede bloqueado. ¿Menganita está de baja maternal? Interino al canto. ¿Zutanito se ha pedido una excedencia para cuidado de hijos?... Os hacéis una idea, ¿verdad?

Vale, eso dice la ley.

La realidad es que el interino se ha convertido en una forma cómoda de cubrir las plazas sin necesidad de convocar unas oposiciones. Solo hay que poner en una convocatoria: se creará una bolsa de trabajo. Una bolsa de trabajo es una lista donde se apunta a la gente que se ha presentado a los exámenes* y que, por ejemplo, han conseguido aprobar el primer examen pero no el segundo (fue mi caso en Benicàssim), o han sacado una nota superior a cinco pero inferior a la de corte (que fue mi caso en Administración del Estado). Se ordenan de mejor a peor nota, y a medida que se va necesitando personal se van llamando. Por ejemplo, en la plaza que yo estoy cubriendo, antes de mi llegada ya había un interino (se fue porque consiguió ser "de carrera" en otro sitio), y hay gente en otros departamentos que lleva como diez años siendo interino...

¿Y adónde voy a parar con esto? Bien, hace un par de meses, después de varios años mareando la perdiz, el Ayuntamiento de Benicàssim decidió por fin publicar en el Boletín de la Provincia las bases de la convocatoria a auxiliar administrativo. Para cubrir las plazas con funcionarios de carrera de una vez.


Hay dos clases de turnos: el libre, al que se puede presentar cualquiera siempre que tenga la titulación exigida, nacionalidad española (o de una lista de países que nunca he conseguido aprenderme), entre dieciocho y sesenta y cinco años, esté limpio de antecedentes penales y nunca le hayan echado a patadas de otra administración; y el de promoción interna, que es solo para gente que ya esté trabajando en el ayuntamiento en una categoría inferior y quiera ascender. 

El quid de la cuestión está en que el examen de promoción interna es más fácil que el de turno libre, aunque solo sea porque se presenta menos gente. Quedaos con este dato.

Pues bien, hay un funcionario que ha impugnado las bases de la convocatoria.

¿Por qué? Pues al parecer, el chico es licenciado en algo y considera que debería ser auxiliar y no celador.

¿Y cuál es el problema? Podría presentarse por el turno libre, como vamos a hacer todos los interinos.

Pues no. El chico quiere presentarse por promoción interna, que es el examen fácil. Pero no puede porque pertenece a la categoría de Administración Especial y los puestos ofertados son de Administración General. Vamos, que a mí me podrían trasladar mañana a cualquier otro departamento y no pasaría nada, pero este chico hizo la oposición específicamente para su puesto de trabajo y es ahí donde tiene que estar. Y no puede "promocionarse" a Administración General.

Así que, ni corto ni perezoso, ha presentado un recurso en el juzgado para impugnar las bases. 

Lo que trae como consecuencia inmediata que la oposición no se va a convocar cuando estaba prevista, y nos deja con dos alternativas:

Plan A: Seguir adelante con todo. Peligro: que el tipo gane el juicio, las oposiciones se anulen y los funcionarios recién nombrados vayan a hacer cola a la oficina del paro.

Plan B: Esperar a ver qué pasa. En este caso la convocatoria no se publicaría hasta que se resolviera el juicio (siendo optimistas, dos años). Peligro: que la nueva Corporación decida que a la mierda con todo y pronuncie la terrible palabra con "A", la peor pesadilla de cualquier funcionario. No sé si me atreveré a escribirla... Vale, valor...

A-mor-ti-za-ción.

¡Uf, no ha sido tan difícil!

¿Que qué significa "amortizar"? Significa no solo que te despiden, sino que tu plaza desaparece. No van a contratar a nadie para sustituirte, porque ese puesto de trabajo directamente se habrá ido para siempre.

Resumen: estamos jodidos. Ponemos un circo y nos crecen los enanos.

Conclusión: como me encuentre al tipo ese por la calle, voy a clavar sus lipasas en una estaca. Sin afilar.

*Nota: una bolsa de trabajo también puede convocarse directamente, para puestos muy puntuales. Tipo "necesitamos socorristas para este verano". En este caso, suele hacerse por concurso de méritos.

Y, bueno, no puedo evitar hacer una referencia a lo que está pasando hoy en la Plaza de Cataluña. Más aún, hago un llamamiento a la gente del Barça, especialmente a los que vivan en Barcelona, a que mañana, si ganan el partido, no lo celebren. Por dignidad. Porque está muy feo que a uno le utilicen como excusa para pasarse la democracia por el arco del triunfo, ¿no creéis, amigos culés?

6 comentarios:

  1. Yo estoy haciendo las maletas para irme a Plaça Catalunya. Examenes acabados, empieza mi pequeño granito de arena!

    Buen post indignado!

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  2. Madre mía, que follón con las oposiciones. Suerte y espero que no tengas muchos problemas.

    Y me temo que el fútbol está por encima de todo. Si ganan la petardez que este en juego, lo celebrarán. Yo ya no me hago ilusiones, somos un país de mierda.

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  3. Madre mía, no sé nada de esas cosas, pero por lo que explicas, ese tío no tiene derecho a impugnar la oposición ¿no? En fin, espero que vaya lo mejor posible y no os manden a la calle así por la cara. A ver si todo va lo mejor posible.
    Y bueno, sobre lo de Plaça Catalunya pues no tenía pensado ir, así que espero que los demás tampoco vayan. Había escuchado algo de celebrar la celebración (si la hay) a otro sitio, no sé si me equivoco.

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  4. Espero que el impugnador en cuestión permanezca en el anonimato porque nadie responderá de su integridad física.

    Te felicito por tu valor. Las oposiciones de diputaciones y ayuntamientos es de lo que huyo con más velocidad.

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  5. Alexander: ¡Buen viaje! Y que esto haya pasado en mi zona preferida de mi ciudad preferida... ¡Si los anarquistas del siglo XIX levantaran la cabeza!

    martinyfelix: Sí, por desgracia el fútbol está por encima de todo, en mi ciudad todos los actos de fiestas y ceremonias están supeditados a si el equipo local juega en casa y a qué hora lo hace.

    Sonix: Por lo que nos explicaron, no, el chico no tiene derecho a impugnar nada, lo suyo sería ir al turno libre. Pero los abogados del sindicato le dijeron que adelante, así que estamos bien fastidiados. Lo gracioso es que el encargado de explicarnos toda la movida es del mismo sindicato, y se le veía un poco temeroso de sus lipasas.

    Renaissance: Por mi experiencia, las oposiciones más limpias son las del Estado, pero las de local tienen la ventaja de que hay más oferta, y si te presentas a muchas puede que suene la flauta. Aunque también hay que desarrollar cierto talento para leer entre líneas y deducir de las bases si la plaza está ya adjudicada o no.

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  6. Miedo me dan las oposiciones!!
    Y como has dicho en la última frase de tu último comentario... hay que saber leer. Una vez se convocaron para una plaza en la Junta de CyL, en Medio Ambiente o en Agricultura, no recuerdo bien. Se puntuaba mucho si se poseía el cinturón negro tercer dan de jiu-jitsu. ¿Adivináis qué tenía el sobrino segundo de uno de los jefazos?

    Sobre lo de Barcelona, me parfece patetiquísimo el buenrollismo durante las elecciones... pero es tocar el fúrgol y...

    ¿He dicho ya que en mi opinión, España es gilipollas?

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