domingo, 12 de junio de 2011

Arcas y golondrinas. Capítulo 2

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Capitulo 2: Donde siguen pasando cosas.


Betty estaba en uno de esos días en los que su estado de ánimo oscilaba entre el deseo de besar a quien hubiera sintetizado por primera vez el naproxeno y el de asesinar lo más cruelmente posible a un guionista de anuncios de compresas.

-¡Eran mis mejores bragas! -lloriqueaba mientras trataba de eliminar la escandalosa mancha en el fregadero frotándola con lavavajillas.- ¡Las de ir al médico!

Porque su mamá le había transmitido a Betty la importancia de llevar siempre la ropa interior limpia, por si le ocurría algún accidente, y también la de llevar unas bragas bonitas para que el médico no pensara que era una guarra. Quien sabe, incluso al otorrino se le podía ocurrir hacer que Betty se desnudara. Y en ese caso, qué vergüenza si la pillaba con unas bragas sucias, o peor aún, feas.

Entonces, sonó su teléfono móvil y Betty pensó por enésima vez que debía cambiarse la melodía del tono. No todo el mundo apreciaba como ella "Las flechas del amor".

-¿Betty? ¡Soy yo, Alfred!

-¿Alfred qué?

-¡Hitchcock, no te jode! Necesito tu ayuda, Andy Pickford ha muerto.

-Y eso es importante porque...

-Te lo explicaré cuando vengas.

-Cabrón con pintas -le dijo Betty al teléfono, aunque sabía que al otro lado ya no había nadie.

*****

Mientras tanto, Leonardo Gutiérrez, Leo para los amigos, estaba pensando que no debería haberse acostado con una zoóloga.

-¿Sabes? Becquer era un gran poeta, pero un pésimo ornitólogo.

Leo quería dormir, pero ella insistía en hablar de bichos.

-¿Mmmm?

-"Volverán las oscuras golondrinas de tu balcón sus nidos a colgar"... ¡Esos pájaros no eran golondrinas! ¡Las golondrinas no hacen eso!  Se trata de aviones comunes, y...

Si la estrangulo, ningún tribunal me condenará.

-Cari, ¿hoy no volvía a casa tu marido?
La zoóloga se puso del color del vientre de un avión común.

-¡Hostia! -exclamó, y al mismo tiempo saltó de la cama y comenzó a vestirse a toda prisa. Leo suspiró aliviado y se recostó en el almohadón.

-La próxima vez - se dijo- será con una azafata.

Cuando sonó el teléfono casi no recordaba dónde lo había dejado. Al final, lo encontró dentro de su zapato derecho y consiguió descolgarlo justo cuando la llamada estaba a punto de darse por perdida.

-¡Si eres de movistar vete a la mierda, hijo de...!

-Leo, soy Alfred. Andrew Pickford ha muerto.

-¿Andrew qué?

-No hay tiempo de explicártelo. Ven enseguida, necesito tu ayuda, eres el tipo más inteligente que conozco.

-¡Vaya, grac...! ¿Ha colgado?

Y, aunque ellos no lo sabían, Betty y Leo dijeron casi exactamente al mismo tiempo:

-¡Por lo menos podría haberme dicho dónde tengo que ir!

1 comentario:

  1. Lo de empezar el capítulo con un personaje intentando limpiar una mancha de..., ni en las mejores novelas de posguerra española ¡Ahí hay potencial!

    Y Alfred empieza a parecerse cada vez más al tipo del teléfono en Carretera Perdida.

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