martes, 26 de junio de 2012

Al filo de lo imposible.

La estación de RENFE de mi ciudad nunca entrará en un catálogo de las Siete Maravillas del Mundo. Es una típica estación de paso hacia (o desde) la estación "importante", la de Castellón, también conocida como "cataratas del Niágara" en cuanto caen cuatro gotas (pero esa es otra historia y ya la contaremos en otra ocasión).

La estación de RENFE de mi ciudad tiene paso a nivel para peatones. Recién hecho desde el año pasado. Aunque eso no es bastante para los linces de ADIF.  Hace falta un paso más seguro para los peatones. Y como nuestra ciudad está construida sobre "dures pedres", como dice nuestro himno, y un paso subterráneo como el que se suele hacer en todas las estaciones, al parecer saldría más caro que la edición en tapa dura de "Danza de dragones", han tenido que construirlo por encima. Por encima de la catenaria.

Una mañana, cuando regresé a la estación tras varios días de ausencia me encontré con esto:


No puede ser lo que estoy pensando, pensé. Debe ser... que sé yo.... un acueducto. Un homenaje a nuestra herencia romana, ya sabéis...

Pues resulta que más bien es un homenaje a nuestra herencia griega. Concretamente, a Esparta. Que les den a los débiles. Si no son capaces de subir estas escaleras, que les atropelle un tren.


Me temo que si no tienen la previsión de poner ascensores o algo, más de un ancianito se les va a quedar en esas escaleras. Al menos yo, ya me imagino llevando a hombros a Señorpadre, con el inconveniente de que él pesa mucho más que Frodo...

Y no puedo evitar preguntarme para qué todo este gasto, si todos los rumores apuntan a que el Gobierno quiere cambiar la estación de sitio para convertirla en una especie de estación satélite para el AVE, si alguna vez llega por aquí. Francamente, a mi me molestaría mucho que me la cambiaran, porque ahora la tengo al lado de casa, y donde se la quieren llevar no se puede ir a pie, a no ser que aprovechen para hacer un buen camino y seas un consumado deportista de esos que trotan en chándal todas las santas mañanas...

En serio, lectores, ¿quién quiere historias de misterios paranormales teniendo a nuestro gobierno?

Edito: ¡Al final resulta que sí que hay ascensores! ¡Uuff! *suspiro aliviado*

2 comentarios:

  1. Es lo malo de los pasos elevados: o tienen solo escaleras, o si tienen rampa, las sillas de ruedas necesitarían propulsión para subirlas.
    Parafraseando a McCarthy: no es país para viejos.

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  2. Además, no quiero criticar más antes de que esté terminado, pero ¿cómo se supone que vamos a llegar al andén central? ¿En paracaídas?

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