lunes, 5 de septiembre de 2011

Amor y perros guía

Érase una vez un perro guía, un precioso mestizo de labrador y golden retriever de color blanco, que pasaba las mañanas tumbado tranquilamente al lado del kiosko de venta de cupones de su dueño.

El perro era muy popular entre los clientes del kiosko por su impasibilidad. Caricias, palmadas en la espalda, silbidos, todo lo soportaba con apenas un alzamiento de orejas para demostrar que seguía vivo. Como mucho, meneaba un poco la cola si la persona le caía especialmente bien.

Y aquí entra en escena la televisión autonómica valenciana, nuestra ínclita Canal 9. Y un programa de debates "serios" llamado "Carta blanca". En este programa se debatían problemas tan trascendentales para la humanidad como: "¿Los valencianos somos simpáticos?", "¿Son todas las mujeres unas zorras a las que habría que romper las piernas y encerrar en casa?" "¿Nos visita gente de otros planetas? (no, los ingleses no cuentan)", etc. Y el programa de aquella semana debatía el apasionante tema de "¿El amor es ciego?"

En un alarde de originalidad, invitaron al programa al encargado del kiosko de la ONCE (y dueño del perro) y a su esposa, también ciega, para que les contasen como se enamoraron. Y naturalmente, la pareja acudió con el perro.

El animalito mostraba su conducta habitual, impasible a pesar de los gritos y chorradas con que transcurría el trascendental debate, hasta que este elemento tomó la palabra. Ignoro qué tenía que decir este hombre sobre si el amor es ciego o bizco, supongo que iba a explicar por qué era tan sumamente atractivo para las extraterrestres calentorras (¡uy, creo que acabo de ganarme un millón de visitas rarunas al blog!). Lo cierto es que aliñó su sarta de incoherencias habitual con los rarísimos sonidos guturales que se había especializado en emitir diciendo que eran una nueva modalidad de flamenco.

Entonces, tal vez por primera vez en su vida, el perro impasible, el que no movía un músculo aunque te pasearas delante de él con un filete de ternera sangrante, se levantó y aulló con todas sus fuerzas. Aulló y aulló, desesperado, hasta que hubo que sacarlo del plató (yo habría sacado al sujeto activo en cuestión, pero la vida es injusta).

Sé que este relato parece extraño, pero está basado en un hecho real. Aunque no os extrañéis tanto, se trataba de Canal 9, la única televisión del mundo que seguía emitiendo un infame programa concurso mientras el resto emitían en directo el atentado contra las Torres Gemelas.

4 comentarios:

  1. Ostras, el Penumbra. Pensé que lo habrían dejado en el mismo almacén donde Cárdenas guardó a Carlos Jesús.
    Respecto a la actuación del perro...bueno, dicen que esos animales tienen una percepción superior a la de los humanos, ¿no?

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  2. Percepción no sé, pero su oído sí que capta un rango de sonidos más alto que el de los humanos. De hecho, los típicos silbatos para llamar a los perros son inaudibles para nosotros. Supongo que los gritos de ese ser le hicieron daño en el oído...

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  3. Juas, juas, yo tampoco sabía que ese tipo seguía en activo. El que sea contertulio habitual dice mucho de la calidad del programa en cuestión...
    Y el perro... ni un pelo de tonto, jeje.
    ¡Fantasma, ataca! XD

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  4. Por suerte el programa dejó de emitirse hace unos quince años, pero me acordé de esta historia porque a un compañero se le ocurrió imitar a Carlos Jesús durante el almuerzo y luego comenzamos a hablar de elementos de estos y se mencionó al Penumbra.

    Pero sí, el nivel del programa era... más o menos como el de Holanda respecto al mar.

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