lunes, 26 de julio de 2010

Yo he visto cosas que no creeríais ni hartos de vino

He visto informes de técnicos municipales escritos en comic sans.

He visto ancianitas que no sabían su verdadero nombre, ni su edad, ni el nombre de su madre, ni su lugar de nacimiento (algún día os contaré esa historia).

He visto hombres adultos aterrorizados por la inminente llegada de la Bestia.

Pero siempre hay cosas que una cree que nunca llegaría a ver.

Por ejemplo, esto.

En una cosa nuestro Concejal tiene razón. Para ser ciudad turística no hace falta tener playa. Madrid, por ejemplo, no tiene playa. Tampoco la tienen Granada, Toledo o Santiago de Compostela. O Morella, por poner un ejemplo más cercano. Pero estos lugares, a diferencia de Vila-real, tienen cosas que gustan a la gente. Estas ciudades tienen museos, monumentos, cascos antiguos bien conservados, vida callejera... ¿Qué hay en esta santa ciudad que valga tanto la pena como para que un japonés cambie el kimono por los pantalones cortos y las sandalias, coja su cámara de vídeo y venga a verlo?

¿La Plaza Mayor con sus espectaculares fuentes y sus sorprendentemente conservadas losetas?
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Aquí una muestra de la susodichas tomada el sábado

¿El grandioso nuevo parque donde han instalado la estatua de Jaime I?

¿La Torre Mocha, que es todo lo que queda de la antigua muralla de la ciudad, y a la que un antiguo alcalde permitió que se le hiciera esto?:

Torre Motxa
Si, amiguitos, es el primer edificio anti-suicidios de España. Ni la anoréxica más diminuta puede tirarse por uno de esos ventanucos.

Vale, la torre en cuestión no es muy bonita ni majestuosa que digamos, pero es un pedacito de historia, del siglo XIV concretamente, y cualquier otra ciudad con pretensiones turísticas la hubiera restaurado y tratado mejor.

¿La Acequia Mayor? Sí, es una pequeña joya de la ingeniería civil medieval. Y si el Ayuntamiento se tomara en serio lo del turismo, comenzaría por limpiarla y adecentarla (el motivo por el que el mosquito tigre no ha logrado colonizar esta santa ciudad es porque los que se crían en esta acequia no lo han permitido). Con algo tan sencillo como, por ejemplo, poner el mismo estilo de valla en todo su recorrido.

Por cierto, esa línea de pintura verde que podéis ver en la foto es un intento de carril-bici, que se hizo (atención) antes de poner la valla. Las protestas de los vecinos lo acabaron convirtiendo en un carril-personas.
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Al menos, la pintura es antideslizante y hace que no te resbales cuando llueve.

El Ayuntamiento planea atraer al "turismo religioso". Concretamente, al futuro Museo de la Semana Santa, antes convento de las Dominicas, antes aún de eso, el Hospital, que, cuando lo cerraron, era la institución sanitaria en activo más antigua de Europa. Este es el edificio. Primero os enseño la parte trasera, con un magnífico jardín que se supone que algún día estará al alcance de todos los ciudadanos, previo derribo del muro que lo rodea. En primer plano, la nueva biblioteca, que después de un par de años con las obras paradas se ha vuelto a comenzar, para terminarla justo a tiempo para inaugurarla antes de las elecciones municipales (llamadme malpensada, si queréis), y bajo os pongo la parte delantera.
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La pregunta es: ¿habrá bastante gente tan religiosa como para venir hasta aquí a propósito para ver un museo de trajes de nazareno? Bueno, siempre podemos llevarles a San Pascual, a ver si oyen los famosos tres golpes del santo dentro de la tumba que anuncian catástrofes o que a alguien la va a tocar la lotería (al gusto del consumidor)...

En resumen, que una ciudad que se ha cargado a conciencia el poco patrimonio histórico que tenía (total, no son más que piedras viejas, he oído decir a más de uno), y que ahora no tiene para enseñar más que fábricas cerradas, un campo de fútbol y una plaza que sirve para enseñar a los estudiantes de urbanismo cómo no hacer una plaza... una ciudad que solo se preocupa del medio ambiente de boquilla, y mejor no os hablo del estado de las aceras del Camino de la Ermita, solo aptas para  (muy) expertos  en senderismo, pretende ahora convertirse en una potencia turística. La Santiago del Este, como mínimo.

¿Véis cómo yo sí que he visto cosas que no creeríais? Rutger, a mi lado, un novato.

8 comentarios:

  1. Mola esta entrada solo por el título!!!

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  2. No es por ná, pero a su pueblo le pasa como al mío, que se lo han cargado a base de bien durante décadas y ahora quieren vendernos la burra del "interés cultural". En Orihuela si han dejado algún edificio antiguo en pie es porque no había dinero para construir en el solar.

    Y en Murcia, más de lo mismo.

    Vivimos en un país de panderetas...

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  3. Pues sí. Desde luego no se puede comparar lo de los rayos gamma en el quinto infierno que lo que se le pase por la cabeza a un concejal.

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  4. Gárgamel, ahí le has dado. En esta ciudad se han hartado de construir y construir, bien para que la gente que venía de fuera tuviera donde vivir, bien para que los de aquí tuvieran en qué gastarse el dinero negro de la nómina de la azulejera, y ahora que las fábricas agonizan, los huertos que sobreviven no dan un duro y la construcción se ha parado, se sacan de la manga el "turismo religioso" (con promociones como la colonia con olor a cera e incienso). En cuatro días me los veo inventándose una aparición mariana.
    Renaissance: Y eso que no os he contado la historia completa del carril-bici de la acequia. Una versión resumida es: el concejal viajó a Amsterdam y al ver los canales y la gente en bicicleta paseando por allí, pensó: "¡Qué bonito! Si pudiera hacer algo así en el puebl... ¡oh, wait!".
    Jezabel: A veces improvisar sale mejor que pensárselo XD.

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  5. ¿Colonia con olor a cera e incienso? ¡WHA HA HA HA HA! Pues como el concejal de turismo haya visto "Los jueves milagro" échese usted a temblar.

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  6. Ejem... Gárgamel, me apena decir esto, pero "Los jueves milagro" está libremente basada en un hecho real que ocurrió en esta santa provincia. Un par de pastorcillos de Les Coves de Vinromà se inventó que se les había aparecido la Virgen para llamar la atención, y el verdadero milagro fue que los miles de peregrinos que habían llegado de todas partes a ver "la danza del sol" y demás "fatimadas" no acabaran quemando el pueblo en un ataque de cabreo.
    La composición exacta de "Esencia Vila-real" es (según el diario Mediterráneo): "sándalo, cera, incienso, azahar y otros aromas relacionados con la naranja". Como para quedarse a olerlo...

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  7. hala! he llegado a a tu blog a través del de barbijaputa y yo soy de Vila-real, y lo de la Plaza Mayor es de traca!! es que el que nop ha estado en Vila-real no tiene ni idea de lo que es, horrible, mal hecho y chungo chunguísimo...

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  8. Es que la plaza es para alucinar en colores. Han puesto las losetas del suelo en color "piedra de Borriol" (gris muy clarito), y entre las procesiones, los espectáculos, las meadas de los perritos, que si a un niño se le cae un helado... están mutando a un gris oscuro con manchas negruzcas que da asquito. Encima están tan mal colocadas que se rompen, y las están sustituyendo por placas de hierro. Si acaban llenando el suelo de hierro, a ver quién tiene cojones a pasar por esa plaza en verano.

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