miércoles, 21 de julio de 2010

¿Me habrá mirado un tuerto?

Primero, una caja de cartón de las de guardar expedientes (vacía) cayó sobre Robustiana, la poinsettia que el Excmo. Ayto. tuvo el detalle de poner sobre mi mesa en diciembre de 2008 y que sobrevivía a los rigores climáticos de este centro de trabajo (algún día os explicaré nuestro problemilla con el aire acondicionado, o mejor dicho, con la ausencia de él desde enero) con mayor o menor fortuna. Robustiana ha perdido una de sus ramas, y ahora parece más hierbajo que nunca, hasta el punto de que si la viera por el monte, no le dedicaría más de una mirada.

Luego, mi maravillosa vitrocerámica de inducción, comprada hace menos de un año, murió en misteriosas e inexplicables circunstancias (en las que me temo que estaban implicados una cafetera de aluminio y un adaptador de acero inoxidable). Estoy cruzando los dedos para que la garantía me lo cubra.

Pero la definitiva confirmación de que un batallón de tuertos malévolos no para de mirarme es lo que podríamos denominar el Misterioso Suceso del Autobús *música misteriosa, por favor*.

Sábado, 2 de julio, casi las 14 horas: en algún lugar del Camino Serradal, un autobús de AMSA con tropecientas asistentas (¿que cómo sé que eran asistentas? Fácil: la gente que va y viene de la playa coge el autobús de las Villas, no el de Serradal) y una auxiliar interina a bordo, se detuvo y se negó a arrancar. Mientras la temperatura, tanto climatológica como mental, iba subiendo en el trasto, para desesperación  del colectivero, que no sabía cómo evitar la ira de tanta fémina hambrienta, cansada, acalorada y cada vez más cabreada porque el bus de rescate no llegaba. Si llega a tardar una hora más, aquello se convierte en una versión cutre de "¡Viven!".

Martes, 20 de julio, a las 7:50: justo en la parada delante del Voramar, un autobús de la misma compañía se paró y se negó a arrancar. Esta vez solo llevaba tres pasajeras a bordo, y una de ellas decidió largarse y dar un paseito hasta el Excmo. Ayto., que a esas horas hace fresquito y caminar es bueno para la circulación de las piernas y eso.

Y digo yo, ¿no es raro que en dos semanas haya cogido el mismo autobús con tendencia a estropearse, o dos diferentes con la misma avería? ¿No hay para mosquearse? ¿Y todas esas misteriosas averías que ocurren a mi alrededor? ¿Y los frenéticos intentos que hace Bolita para asesinarme a base de tirarme alpiste a la cabeza a ver si germina y las raíces me atraviesan el cerebro?

El problema es que el único tuerto que conozco es Señorpadre. ¿Qué hago, ponerle una capucha como a los halcones?

Se aceptan sugerencias.

6 comentarios:

  1. Bueno, lo de los autobuses no tiene por qué ser cosa de mala suerte. O a lo mejor soy yo, claro, que vivir en la Costa del Sol significa que los autobuses son todos cosa de Portillo, y el día que un autobús de esos no se para/tiene goteras/va cayéndose a pedazos por medio de la autovía/etc es un día muy raro (aparte de una señal del Apocalipsis xD).

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  2. Si algún día ves un gremlin destrozando el motor del autobús, empieza a preocuparte. El resto solo ha sido un Mal Día Estándar.

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  3. Bueno, lo de los autobuses mirado friamente tiene cierta lógica: los vehículos van sobrecargados (en invierno apenas hay gente de pie, ahora no hay forma de pillar asiento hasta por lo menos mitad del trayecto) y con menos tiempo para enfriarse entre viaje y viaje, porque la frecuencia de salida es de un cuarto de hora en lugar de media hora como en invierno. Y eso les da más facilidad para estropearse. ¡Pero no me digáis que no es tener mala pata subir dos veces al que se estropea, o que se estropeen dos a los que subo! Al menos, podría tocarme la loteria, o salirme un novio macizo, o algo... XD

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  4. Destrúyelo todo. Así te aseguras de eliminar la fuente del Mal.

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  5. Por pedir... Pero le advierto que los novios macizos están sobrevalorados. Imagínese que le sale uno tipo "Capitán Zanahoria"... :p

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  6. Jezabel: No hace falta, ya se está autodestruyendo todo solito... Me pregunto si pedirle prestada la escopeta a mi tío, cargarla con sal gorda y liarme a tiros por toda la casa funcionaría...
    Gárgamel: No subestimes al Capitán Zanahoria. Parece tontito pero él y su marca de nacimiento tienen a Vetinari cogido por los huevos XD. De todas formas, Vimes es más mi tipo.

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