martes, 7 de febrero de 2012

Terribles efectos secundarios

La convalecencia de Señorpadre ha causado en mí varios efectos secundarios a cual más horroroso: dolor de espalda por levantar cien kilos de hombre a peso, y también varios amagos de crisis nerviosa acompañada de ansias homicidas (no sabéis las ganas que tenía de volver al trabajo) sobre todo, por tener que soportar a la hora de la comida la programación televisiva que a él le gusta.

Afortunadamente, el estar ocupada preparando la comida me libra de ese horror llamado MYHYV (me niego a escribir el título completo, si queréis saber qué es, buscad en google). Pero no me libra de "De buena ley".

¿Que qué es "De buena ley"? Pues una mala obrita de teatro que intentan hacer pasar por un juicio civil en el que un árbitro intenta poner paz entre dos personas. Me da igual que funcione, es manipulador y tramposo como él solo.

Para empezar, recurre mucho a la "guerra de sexos" en plan "Matrimoniadas". Con casos como "Mi mujer se puso en huelga sexual porque no le compré flores por nuestro aniversario". Cuando no recurren directamente al telediario. Si en las noticias hablan por ejemplo del "sexting", al día siguiente saldrá una maruja en "De buena ley" demandando a otra maruja porque la hija de la primera le envió fotos desnuda al hijo de la segunda. El último día que vi el programa, trataba de un yerno que había utilizado el buen nombre de la empresa de su suegro para hacer negocios con catastróficos resultados. Y no miraban a ningún ex-deportista casado con una infanta, nooo, que vaaaa....

A continuación, no me gusta que intenten manipularme utilizando la imagen. En el caso de las dos marujas que se peleaban por el caso de las fotos subiditas de tono de la quinceañera, la maruja demandante, madre de la criatura, tenía el clásico aspecto que todos asociamos a una "maruja": gordita, peinado anticuado, solo le faltaba la bata de boatiné..., y la demandada madre de él, aspecto de "liberal y modernilla". En una disputa entre una "casi-ex-esposa" y una "novia actual" acerca de a cuál de las dos le correspondía cobrar el premio de la lotería que le había tocado a un difunto, a la "casi-ex" la habían vestido de "mujer decente", mientras que la "actual" tenía una pinta de pendón desorejado que ponía automáticamente a las señoras del público en su contra.

Porque esa es otra: el público. ¿Qué pinta un debate entre el público en un programa que presuntamente trata temas de arbitraje? Público, además, que siempre está indignadísimo con uno de los demandantes y que la segunda vez que un espectador ve el programa, ya sabe por dónde irá.

Hay un separado resentido, gordito y no demasiado guapo (siendo generosa) que automáticamente se va a poner en contra de la mujer. Si hay dos mujeres, se pondrá de parte de la que esté más buena, supongo que con la esperanza de que caiga algo... Entre dos hombres, suele ponerse en contra del más viejo.

Hay un chico cuya foto debe figurar en el diccionario al lado de la definición de "mariquita con extra de pluma" (estoy segura de que en su vida real no es ni la milésima parte de amanerado que en el programa, es el caso de sobreactuación más grave que he visto en mucho tiempo). Y una mujer cuya voz está justo en la frontera del ultrasonido (seguro que los perros de los espectadores aúllan lastimeramente y se tapan los oídos cuando ella se pone a chillar). Y una chica cubana o dominicana que resulta que es más machista aún que el separado resentido. Y es la que peor me cae, que un hombre tiene excusa para ser machista, pero una mujer así es directamente imbécil.

Todo esto se podría tolerar si los señores espectadores-debatientes mantuvieran un tono normal en sus discusiones. Pero desde el principio al final no son más que berridos (bueno, qué más se podía esperar de Telahinco) y "ad-hominems". O sea, nada de "estás equivocado", sino, directamente, "eres imbécil". Y eso no, no mola nada.

En resumen, que a pesar de tener que madrugar, me alegro de haber vuelto al curro y no tener que aguantar el programilla todos los días.

Otro efecto secundario de los problemillas de salud de Señorpadre (por cierto, el cirujano ya ha dicho que está completamente curado), ha sido que he olvidado celebrar que ya hace un año que tengo e-book. Aunque en realidad, este es mi segundo cacharrito, ya que fue sustituido por otro tras la muerte del primero. Pos eso, feliz aniversario, cacharrito. Y para celebrarlo, compré una revista de moda que traía como regalo una agenda y me quedé con la funda de la agenda para el lector de libros electrónicos. Porque lo cierto es que la anterior era un poco cutre.

Así que ahora, mirad qué monada y qué elegancia:





Ventaja: ya no se me ha vuelto a encender por accidente al cerrar la funda. Desventaja: es algo más incómodo para leer en el bus.

Próximamente: especial lectores de e-books contra lectores en papel. Y nuevo repaso de lecturas. Espero que no me caigan tortazos muy fuertes.

3 comentarios:

  1. El especial que prometes para la próxima entrada me ha matado ¡Cómo se nota que te acabaste contagiando del exceso de los debates telecinqueros!

    (Por mi parte, adelanto que me da igual leer en uno que en otro: las manos se me enfrían igual en estos días).

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    1. Tranquila, no va a ser más que el desarrollo de mi tesis de "lo que importa es el contenido", más otro resumen de mis últimas lecturas. Voy a repartir tortazos por igual entre "botonófilos" y "esnifalibros"...

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  2. Madre mía, qué pestiño de programa. Yo por horarios no puedo verlo casi nunca, pero alguna vez sí ha caído en vacaciones. Y es lo que dices tú, es totalmente previsible, uno no se puede tomar a esos "miembros del público" en serio porque son demasiado caricaturescos como para pensar siquiera que se comporten así en los descansos. Y además he visto que desde hace un tiempo llevan pseudofamosillos de medio pelo también a opinar... lo peor! Y lo jodido es que no son capaces de encontrar a nadie que ejerza de acusado y acusación medianamente bien. La gente ya no se esfuerza en este país ni por un bocata de mortadela (que debe ser lo que les pagan xD)
    En resumen, que es una pena que tengas que tengas que ver semejante aberración, pero también es verdad que tiene cierto poder de atracción. Yo todavía no me explico cómo terminé viéndolo esas veces, y sin embargo me tragué todo el programa... shame on me.

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