jueves, 17 de noviembre de 2011

Testificando

Nota previa: Esta historia me la contó un familiar diciendo que era un hecho real. Reclamaciones a él, yo solo la cuento como me la contaron...

Hace no tanto tiempo, allá por los años cuarenta del siglo XX, la cosa en España estaba muy malita. Sí, peor que ahora aunque parezca increíble. Este santo país acababa de salir de una guerra civil, y supongo que todos sabréis lo que estaba pasando en el resto de Europa en aquellos tiempos (con lo que no tenían ni ganas ni medios para ayudar a unos pringados como nosotros, a los que además se la tenían guardada desde el siglo XVI). Como consecuencia, la gente tenía que buscarse la vida como pudiera.

Una de las formas de buscarse la vida que tenía la gente era recoger metal para revenderlo. Solo que no se limitaban al cobre. Y el peligro de buscar metal en un país que acaba de salir de una guerra es que mucho de ese metal está en las bombas.

Y claro, a veces pasaba lo que pasaba. A un chico que estaba buscando metal, le estalló una bomba y le dejó sin una de sus piernas.

El chico sobrevivió a la pérdida, y al crecer se convirtió en el tipo de hombre que se suele llamar "buena persona pero muy gruñón". Según el familiar que me contó la historia, era "muy trabajador".

Un día de verano, no sé si se aburriría o simplemente decidió que si hay que hacer algo, hay que hacerlo, el hombre (al que a partir de ahora llamaremos Silver) decidió limpiar la caca del gallinero que tenía en su corral.

Ya os podéis imaginar el panorama. Típico verano del Este de la Península: humedad del tropecientos por ciento, más de treinta grados de temperatura, rayos de sol incidiendo en perpendicular sobre la tierra...

Y Silver sudando a mares sacando mierda del gallinero con una sola pierna, apoyándose en las muletas.

Hasta que llegó un momento en el que no pudo más, salió del corral y se dejó caer al suelo cuan largo era para aprovechar todo el fresquito. Y se quedó allí un buen rato, sintiendo cómo el sudor resbalaba de su cuerpo hasta la acera.

Y ocurrió que entonces acertaron a pasar por allí dos testigos de Jehová en busca de presas. Y al ver a Silver allí indefenso debieron pensar: "Este no se nos escapa", y comenzaron a predicarle.

-Déjenme en paz -dijo Silver (o una frase muy similar).

Y entonces, uno de los Testigos cometió el  mayor error de su vida.

-Pues si usted creyera en Jehová, volvería a crecerle la pierna.

La reacción de Silver fue casi instantánea. Se agarró a las muletas y se levantó de un salto gritando:

-¡¡HIJOS DE *censurado*!!

Y echó a correr o cosa parecida detrás de los dos Testigos tratando de golpearles con una de las muletas mientras les gritaba sus dudas acerca de la honradez de sus padres, la moralidad de sus madres y viceversa.

No sé si los Testigos de Jehová admiten la existencia de los mártires, pero aquella tarde en mi santa ciudad, dos de ellos estuvieron a punto de convertirse justamente en eso.

----------------------------------------------------------------------------------

Y ahora, dos cositas que no tienen que ver con la historia pero que me hacen ilusión:

¡Creo que me he enamorado! Mirad qué belleza. Si lo sacan en color me voy a plantear seriamente el adulterio.

Y dos: Despejada la duda sobre el apellido de Jeyne: Vamos, esta foto creo que lo aclara todo...

1 comentario:

  1. Lo más bonito del ebook ese debe ser el precio...menos mal que el papyre que tengo fue un regalo, o de lo contrario ahora me daría de cabezazos contra la pared.

    ResponderEliminar

¡Dejadme un comentario o se os llevarán los Otros!

LinkWithin

Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...