Pues eso, confesemos. Sí, en mi afán de leer cualquier cosa con letras, he leído muchos bodrios. Muermos infectos a los que no me gustaría volver a acercarme ni cobrando. Aquí va una muestra, sin orden determinado, solo el orden en el que los recuerdo. De algunos he olvidado el autor, de otros el título. Pero algunos aún se aparecen en mis pesadillas.
Numancia (olvidé el nombre del autor): Esta fue la primera y única novela que leyó Señorpadre, y le comprendo. Si mi primera experiencia lectora hubiera sido con
eso, también habría salido huyendo. No, no es la obra de teatro de
Cervantes, es una novelita que pretende ser histórica pero mezcla épocas de mala manera, y tiene golpes de efecto de culebrón cutre. Podría considerársela una predecesora de
Crepúsculo (con romanos malosos), solo que el dilema amoroso de la chica (no recuerdo si tenía nombre propio, pero la llamaban todo el rato "la virgen de Numancia", lo que igual significa que el resto de las numantinas eran algo ligeritas de cascos) no es entre la necrofilia y la zoofilia, sino entre dos guerreros igualmente apuestos e imbéciles. Escena inolvidable: la chica le está contando a su padre su terrible dilema (¡Ay, no sé con cuál quedarme, los dos me quieren y yo les quiero a los dos!), el padre le pregunta el nombre de los afortunados, ella le dice el de uno, y en ese momento el mayordomo entra y les anuncia la llegada de otro personaje que resulta ser... ¡tachán! ¡El otro afortunado!
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Lo malo es que la ciudad molaba y todo. |
La favorita del sultán (también me olvidé de quién escribió esto): En un vano intento de desengancharme de "El Señor de los anillos" me leí esto en la biblioteca municipal, allí sentada en la mesa grande cuando aún no las habían cambiado por esos pupitres para autistas. La cosa trata de una muchachita española que es secuestrada por unos piratas turcos cuando viajaba en barco, allá por el Siglo XVI o XVII, bueno por aquellos tiempos. Su intrépido noviete monta una operación de rescate. No puedo recordar más detalles, excepto la "escena inolvidable": una conversación entre la chica y un pérfido turco en el que hablan del amor, así en plan filosófico, y cuando la chica le dice que ella "está siendo amada ahora mismo" (refiriéndose al sentimiento), el turco alucina en colores "pensando que ella se refería a lo que los franceses llaman faire l'amour". En el que puede que sea el más flagrante caso de "falso amigo" que he leído nunca (un francés de verdad diría coucher o incluso baiser). Por cierto, el sultán no aparece por ninguna parte, a la chica la rescatan antes de que nadie la "favoritee".
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Ella también se preguntaba qué hacía allí. |
Tiburón (mi primera y última incursión en el p*rn* explícito): A ver cómo lo explico para que este blog siga siendo apto para menores... Chica liga con chico en la playa (revolcón con todo lujo de detalles), chico la invita a un yate para pasar un fin de semana pescando, chica y chico se pasan el fin de semana beneficiándose todo lo que se mueve en el barco, juntos y por separado. Ah, sí, al final pescan un tiburón. O tal vez sea un pez espada, la especie del bicho era lo que menos le importaba al autor. Escena inolvidable: La pelea entre la parejita, durante la cual la chica suelta una frase mítica: "¡Yo siempre me lavo los dientes con Colgate, y eso no sabe a Colgate!" Dejo a vuestra imaginación lo que pueda ser eso.
Mis dioses han muerto en Mississippi (nunca recuerdo cuantas eses y pes lleva este estado, ustedes perdonen), de Frank Yerby. Lo malo es que había leído un par de novelas de este señor antes y no me habían parecido mal, pero esta... ¡uf! Malos requetemalos de culebrón antiguo, un protagonista que es Míster Feromonas (casi todas las mujeres del libro caen irremediablemente enamoradas de él), muertes falsas, hijos ilegítimos a cascoporro... Todo eso hubiera sido soportable si el autor no se hubiera pasado todo el libro sermoneando. Sí, ya sé que tener esclavos es muy malo y que ser racista es muy feo, no hace falta que insistas tanto. ¡O escribe un ensayo, y no una novela!
La piedra del poder de Wolfgan Hohlbein: A un intrépido guerrero le mandan a una ciudad encantada a buscar una piedra que volverá superpoderoso a quien la tenga (más o menos). El tipo las pasa canutas, y al final, cuando esperas la Gran Batalla ÉPICA, resulta que ni batalla ni nada, el héroe se las apaña para convencer a la villana (embarazada de él, creo que se aprovechó del pobre tipo mientras estaba inconsciente o algo así) de que oye, no vale la pena, pásate al lado luminoso de la Fuerza y vámonos juntos a cultivar repollos. Pero lo peor no era eso, lo peor era el estilo. El narrador se pasaba el rato diciendo: "extrajo" en lugar de "sacó", como si sacarse algo del bolsillo fuera parecido a operarse un tumor cerebral, y peor aún, decir "caballo" era demasiado sencillo para él. "Noble bruto" p'arriba, y "noble bruto" p'abajo, y así durante toda una trilogía. Por lo menos no eran libros muy gordos.

Todo lo que he leído de David Eddings: Lo siento, sé que muchos comenzasteis en el género fantástico con él y que le tenéis cariño, pero si alguien escribe "con plantilla" es este hombre. Me leí las "Crónicas de Mallorea", las "Crónicas de Belgarath" (sí, por ese orden, cortesía de la incompetencia de los encargados de la Colección Literatura fantástica de Te Timo Más, de venta en su kiosko más próximo) y "Elenium". El problema con Eddings es que abusa de la fantasía. Doscientos mil magos con quinientos mil superpoderes cada uno, millones de órdenes de caballería, dioses paseándose por ahí como Pedro por su casa.... Y qué decir de los argumentos intercambiables. ¡Si incluso hay chistes que se repiten en diferentes series! (el de "oye, tú que entiendes su idioma, ¿qué está diciendo ese pájaro?"). Le salva que el hombre no se toma sus historias muy en serio, pero malote, malote, ¿eh?
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Qué pandilla más alegre, nada arquetípicos ni nada... |
En pos de una ilusión (ni idea del autor, era una novelita de kiosko de esas de a duro): una chica un poco frescales se escapa de su casa para ser una estrella de cine y está a punto de caer en una red de cine guarro. Por suerte para ella, un esbirro de los malvados productores la salva de cometer el horrible error. Sí, era tan mala como parece. Afortunadamente, era muy corta. Escena inolvidable: "¡Soy toda tuya!" "Hasta la noche. Luego serás de ellos".
Una cosa de espías de la que no recuerdo el nombre ni el autor. Pero sí que recuerdo que la prota se llamaba Brigitte Montfort (nombre en clave "Baby") y además de ser supersexy y superadorable y estar liada con Número Uno, el mejor "espía independiente" de todos los tiempos aficionado a cultivar mimosas en su tiempo libre, es la jefa de operaciones de la CIA en Europa, aunque no parecía tener cerebro más para pensar en qué se pone y en lo mucho que quiere a su novio (vaya, me recuerda a alguien *ejemDaenerysejem*). Pues ella solita desarticula un Malvado Plan de un Científico Loco que hacía experimentos raros con bebés ciegos. A mí que me registren.
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Esta es la única "Baby" que mola. |
Otra novelita de kiosko que pretendía ser de suspense o romántica, aún no lo tengo claro: Chica rica se enamora de chico pobre. Se casan. Como el chico pobre es rumano, la chica rica se obsesiona con que a ver si es un vampiro (porque como todo el mundo sabe, en toooodo ese país no viven hay más que vampiros). Cuando ya tiene la estaca afilada, el misterio se resuelve con la típica explicación racional que te deja con ganas de empalar al autor. No me preguntéis cuál era la solución porque lo he olvidado, pero el caso es que me quedé con un "¿yatá?"
La espada de Joram, de los (¿o eran las?) inefables Weiss y Hickman: Que sí, que la Dragonlance ha marcado a muchos frikis, pero reconocedlo, es más mala que un dolor de muelas. Y La espada de Joram convierte a lo peor de la Dragonlance en obra maestra. Aburrida, peñazo, muermo... seguid vosotros con los sinónimos.
Doña Perfecta, de Galdós: Que sí, que Galdós es un clásico y todo eso, pero Doña Perfecta debe de ser la peor de sus novelas. Menudos sermones echa el hombre, menudos personajes de cartón-piedra y menudo peñazo de historia. O igual le tengo tanta manía porque fue lectura obligatoria en el Instituto. Es muy cruel hacerte leer esto con dieciséis años...
La trilogía del Tatuaje Azul, de Kate Novak y Jeff Grubb: Debo reconocer que la primera novela es bastante aceptable, con el suspense sobre la identidad de la chica, pero la segunda se hace cuesta arriba, y la tercera es para cortarse las venas directamente... ¡Por favor, esos "saurios" que expresan sus sentimientos oliendo a flores y a pan recién hecho! Una se pregunta por qué hicieron falta dos personas para escribir esto. Ahora, la ilustración de la portada de la primera novela es muy chula (y encima en relieve).
La amenaza extraterrestre, de Salvador Freixedo. O cómo odiar de una vez para siempre la pseudociencia. Los extraterrestres son muy malos, están entre nosotros (los reconoceréis porque van por ahí con piercings y pelo-cresta de punki) y se dedican a desangrarnos para alimentarse, o para mantenerse eternamente jóvenes en plan
condesa Batóry. Lo que da más miedo del libro es que hay quien se lo cree.
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¡Son lagartaos y están aquí! |
La puerta del Caos, de Louise Cooper: Es la continuación de "El señor del tiempo", pero si ésta, sin ser en absoluto perfecta, se podía leer,
La puerta del caos es para darle en la cabeza a la autora con todos los tomos hasta que suplique clemencia.
Índigo es otra serie que tal baila, con el agravante de que son ocho libros, cada uno más aburrido que el anterior, saqueando a diestro y siniestro los arquetipos de
Jung, sobre todo la
Sombra.
La princesa de Lipno o el retrete del placer criminal. Esta tiene entrada propia, porque sí, porque lo vale.
Leedla y disfrutad.
Como veo que me está saliendo una entrada muy larga, emplazo a mis lectores para una segunda parte (incluso puedo acabar haciendo una trilogía, jeje). Sed "güenos".