miércoles, 21 de marzo de 2012

Traumas

Estaba yo un día repantigada en mi sofá intentando descifrar los insondables misterios de un libro de derecho procesal cuando sonó el teléfono. Eran aquellos días remotos en los que todo el mundo tenía teléfono fijo, porque llevar un teléfono móvil podía causar graves problemas de escoliosis.

¡Monstruo!
Vale, como iba diciendo, en cuanto sonó el teléfono y salí de mi ensoñación para cogerlo, resultó que la llamada era de una de mis amigas para invitarme a la fiesta de sus votos provisionales.


Por suerte, el estado de la tecnología en aquellos tiempos no estaba tan avanzado como para que se me viera la cara, más que nada porque la chica no había dado señales de ser más devota que el resto de la pandilla, que exceptuándome a mí (siempre la oveja negra en todo) siguen siendo asiduas a misas, procesiones y demás celebraciones religiosas (incluso un par de ellas formaron parte por un tiempo de la Junta Directiva de la Purísima). ¡Y de repente me suelta que va a hacerse monja! Me pareció tan increíble como si me hubiera contado que se había afiliado al Partido Comunista y se iba a vivir a la URSS (me parece que entonces aún existía o hacía poco que había dejado de existir) para hacerse astronauta. Pero bueno, era su vida, así que la felicité como si fuera a casarse con un ser humano real y le dije que claro que iría a la "boda".

El resto de la pandilla le organizó una despedida de soltera. Con tunos. Y con regalos, que como es obvio no podían ser divertidos picantes. Hubo un pequeño debate sobre qué inscripción grabarle dentro de un anillo. Por desgracia, mi sugerencia (Un anillo para atraerlos a todos y atarlos en las tinieblas) no fue tenida en cuenta, no sé si por larga o porque mis amigas son tan asquerosamente normales que nadie pilló la referencia...

Aún así puedo aseguraros que la despedida de soltera de la futura monja fue la más loca y divertida de todas las despedidas de soltera a las que había acudido antes. Incluyendo la iniciación de uno de los tunos en la piscina del maset de la implicada. En pleno mes de febrero. Por la noche.

Semanas más tarde, pasamos un divertido día en Tortosa, donde después de la toma de votos hubo un banquete en un restaurante cercano, con reparto de recuerdos incluido. Gente, lo de la "boda" va en serio...

Pasaron unos cuantos años. Y me volvió a llamar para decirme que iba a hacer los votos definitivos.

Entonces no hubo despedida de soltera. Ni tunos. Pero si que ocurrió el incidente que posteriormente se conocería como "el trauma".

La caravana de coches rumbo a Tortosa se puso en marcha a la hora prevista, con buen humor por parte de los viajeros. En el coche que me tocó a mi conducía el marido de una de mis amigas, de profesión Guardia Local.

Al pasar a la altura de Castellón, el coche adelantó a un Corsa blanco conducido por dos monjitas.

-¡Oooh, monjitas conduciendo! -dijeron las más sentimentales de las viajeras.

Poco después, en el tramo de carretera entre Benicasim y Oropesa, nuestro coche fue adelantado por un rayo blanco.

-¡Hostia, las monjas! - exclamó el Guardia Local.


Y a mi se me ocurrió una de mis "brillantes" ideas:

-¡Seguro que van al mismo sitio que nosotros! ¡Síguelas!

Fue más fácil decirlo que hacerlo. El coche de las monjitas parecía poseído por el espíritu de Ayrton Senna. Era un relámpago, ¡qué digo un relámpago! ¡Era un neutrino!

Por más que corrió nuestro coche, no logró alcanzarlas. Perdimos el rastro definitivamente en la entrada de Tortosa.

Así que seguimos nuestro camino hasta la iglesia donde se iba a celebrar la ceremonia de "monjización" definitiva de nuestra amiga...

Y allí en el aparcamiento estaba el Corsa blanco, de cuyo maletero las dos monjitas estaban descargando diversos instrumentos musicales para emplear en la ceremonia.

Así fue como dos monjas traumatizaron a un Guardia Local. El pobre aún llora al recordarlo.

2 comentarios:

  1. Por curiosidad, ¿sigue siendo monja a día de hoy? Pensé que era un tipo de votos que nadie tomaba voluntariamente pasados 1977..

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    Respuestas
    1. Sí, que yo sepa lo sigue siendo. Aquel año fue bastante rarito en eso, un buen puñado de chicas de mi ciudad fueron "abducidas". Sus madres aún no se lo explican...

      Antes de que alguien lo pregunte, no, no fue por un desengaño amoroso. Ella era más bien de las "desengañadoras".

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