martes, 10 de enero de 2012

Volareee, ooohooh...

Mis seguidores estarán al corriente, de que además de los cutreculebrones personales del Mediterráneo (el de hoy es especialmente inquietante -mirad el tercero contando desde abajo-, yo en el lugar de la destinataria pediría una orden de alejamiento), sigo con pasión de seriéfila otros dos: el increíble caso del Aeropuerto Sin Aviones, y el no menos Increíble Caso de la Biblioteca Sin Libros y Sin Personal.

El increíble caso del Aeropuerto Sin Aviones comenzó hará como unos diez años (mes arriba, mes abajo). Todavía vivía yo en Castellón City, y todavía no se había puesto ni el primer pedrusco de la instalación, cuando ya el suelo de la ciudad se vio invadido de folletos diciendo algo así como: "¿Quieres un trabajo molón y bien pagado? ¡Trabaja con nosotros! Firmado: Aerocas". Las camisetas de todos los equipos deportivos de la provincia comenzaron a llevar el logo de Aerocas. Las obras se retrasaban por detallitos como no pedir informes de impacto ambiental, la protección del aguilucho cenizo (que no lo llaman así por gafe, sino por su color, mirad qué mono es), etc...


Encima algunas personas desconsideradas pensábamos que construir una autovía cortando en dos el Desierto de Las Palmas para comunicar el aeropuerto con Marina d'Or Golf, megaproyecto que incluía un parque temático sobre el circo llamado Mundo Ilusión (que, por cierto, ya no se va a hacer porque nadie quería hacerse cargo de la gestión) y, entre otras cosas, un tobogán para hacer saltos de esquí (sí, señores, esquí en Oropesa del Mar, al ladito de la playa, ¿no hubiera sido maravilloso?), construir esta autovía, dígo, no era precisamente la mejor de las ideas. Vamos, que como idea genial estaba a la altura de "¡Tomad esos malditos cañones!" Mirad si no, que preciosidades se pretendían construir:

Maqueta de Mundo Ilusión.
Y maqueta de Marina D'Or Golf.
Luego pasó lo que tenía que pasar, claro. El aeropuerto se construyó, aunque no los dos proyectos anteriores, en plena crisis. No hay permisos para que aterricen los aviones, no hay aviones que quieran venir (¡ni Ryan Air!), los halcones y hurones en los que Aerocas se ha gastado un montón de dinero no pueden controlar una plaga de conejos, y además, hay un poco de lío con la empresa concesionaria.

Ah, sí, y también hay una estatua del Hombre Más Afortunado de Castellón en la rotonda de entrada. ¡Mirad qué cosa más...! Bueno, es de Ripollés. Si él dice que ese es C. Fabra, nos lo tenemos que creer, porque tanto podría ser San Antón como la Purísima Concepción. Mirad una breve muestra de su obra.

La sirena del Puerto de Castellón

El Cthulhu de Huerto Sogueros.

Y el Cthulhu del Grao.
Vale, soy una paleta que no entiende de arte moderno, pero ¡es que el hombre hace siempre la misma estatua!

Y para no dejaros con la impresión de que soy una borde criticona, os dejo con lo que para mí (como vecina de la obra en cuestión) es una buena noticia, si es que es verdad, que esto ya lo he leído otras veces.

3 comentarios:

  1. Que no te extrañe si un día ves un vórtice de colores innombrables oscilando sobre la estatua del Cthulhu ¡Viva el arte moderno!

    ResponderEliminar
  2. Sí, vosotros reiros, pero ya veréis cuando los Profundos se paseen por el Grau fornicándose turistas para crear sus híbridos, ya...

    ResponderEliminar
  3. Condesa, yo soy estudiante de historia del arte, y te puedo asegurar que no eres una paleta del arte moderno, el problema es que los "artistas" de arte contemporaneo (actuales escultores de pueblos) son unos paletos, que hacen 4 mierdas y para que no se les diga "que mierda es eso" dicen que es arte moderno y es dificil de entender.

    El arte contemporaneo no esta hecho para las rotondas de los pueblos, eso te lo aseguro yo C:

    ResponderEliminar

¡Dejadme un comentario o se os llevarán los Otros!

LinkWithin

Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...