martes, 14 de mayo de 2013

¡Tengo un listófono!

El sábado por la mañana, la anticualla de Señorpadre, no él, sino su teléfono, dejó de existir. El maldito trasto, de unos diez años de edad, se apagó y se negó a encenderse de nuevo. Así que no tuve más remedio que ir a comprarle uno que funcionara.

En realidad, el trasto de Señorpadre (sigo refiriéndome al teléfono, no me seáis malpensados, lectores) es el único teléfono que se ha comprado para él. Desde entonces, cada vez que yo he tenido que cambiarme el teléfono, él ha heredado mi teléfono viejo, hasta que al último, un Sony, se le jorobó el conector del cargador. Cuando fui a la tienda a buscar un teléfono sencillito que le gustara, Señorpadre se emperró que quería uno como el mío, un Samsung corby de pantalla táctil.

Los de la tienda dijeron que los Corby solo se daban con contrato, y yo dije que no me daba la gana hacerle un contrato a Señorpadre, que los meses que más derrocha en llamadas se gasta un euro, y que con ese gasto no me compensa cambiarle de tarjeta a contrato (nota: Señorpadre gasta tan poco en llamadas porque me manda a mi que las haga, y tampoco recibe muchas, porque le da mi número de teléfono a todo el mundo, incluso la Guardia Civil de Tráfico tiene mi número, manda huitos...)

Bueno, pues al final Señorpadre ha conseguido un Corby (el mío) y yo tengo un listófono. Al presentarme en la tienda con aquella antigüedad (el teléfono), explicarles el problema y pedirles otro Corby, me dijeron que por qué no me gastaba mis puntos en un listófono, y le compraba a Señorpadre una preciosidad pequeñita, que casi no pesaba, y que solo servía para llamar por teléfono.

El trastito costaba diez euros, así que dije que vale. Me gasté mis puntos en el listófono, compré el telefonillo y les dejé el fósil para que lo reciclaran, no sea que Señorpadre cayera en la tentación de volver a utilizarlo.

Pero cuando Señorpadre vio el telefonito dijo que Nein, que esa pantalla es muy pequeñita, que no verá los números y que por qué no me lo quedaba yo y le daba "el mío".

Así que metí su tarjeta en el Corby y se lo di.

El pequeño problema es que la pantalla táctil del Corby es bastante insensible, y Señorpadre, como toda la gente de su edad, tiene la piel de las manos muy seca, de modo que el arrastre de iconos, aplicaciones, desbloqueo del aparato y demás cosas táctiles son para él misión casi imposible.

Por mi parte, yo me he enganchado a los Angry Birds y disfruto como una enana con una aplicación de twitter que no se cuelga e incluso con un tumblr en la pantalla de mi Nokia Zorra Lumia.

Seguiremos informando.


Aún no he podido ver el 3x07 de Juego de Tronos. A ver si puedo reseñarlo mañana o pasado mañana. Sed pacientes, niños...

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