miércoles, 17 de agosto de 2016

Brujería, brujería...

Me temo que no voy a conseguir el objetivo de leerme todo Mundodisco este año. Ya es Agosto y acabo de terminar "Brujerías", que era el sexto libro. Culpa de Mundobola y sus obligaciones. Pero bueno, si no es este año ya será el siguiente.

Al grano, como diría un dermatólogo. "Brujerías" (Wyrd Sisters en el original) es el sexto libro de la serie Mundodisco, y hay debate sobre si es el primero o el segundo de la serie de las Brujas. Yo opino que es el primero, ya que en "Ritos iguales" aparecía Yaya Ceravieja pero no las demás, aunque el resto del mundo parece pensar que es el segundo.



La novela se publicó en 1988 en Inglaterra, y en 1992 en España, en la colección Gran Fantasy de Martínez Roca. Hay algunos gazapos del tipo confundir a una bruja con otra en los diálogos, y una falta ortográfica que me hizo doler los ojos (un "a" donde debería haber ido un "ha"), pero aparte de eso no había muchas protestas por erratas en los foros, que yo recuerde.

"Brujerías" es una parodia de "la obra escocesa", de "Hamlet" y de las leyendas tradicionales sobre príncipes que regresan para reclamar el trono de sus padres. Y también trata sobre la propaganda, la "cabezología", cómo volver loco a un cocinero, y lo afortunado que es el Puercoespín entre todos los animales.

La gente suele atribuirle a Martin la manía de matar personajes a diestro y siniestro. Creo que en número de muertos, Pratchett gana de largo. Y además, con Pratchett estar muerto no significa quedarte sin diálogo:
—¿Cómo sabré cuál es mi destino?
Tengo entendido que estas cosas se revelan tarde o temprano.
—¿Nadie podrá verme?
Oh, sí, los que tengan poderes psíquicos, los parientes cercanos. Y los gatos, claro.
—Detesto los gatos.
El rostro de la Muerte se tensó un poco más, y sus órbitas oculares se tornaron rojas, sugiriendo que la muerte era demasiado buena para los que odiaban a los gatos.
A partir de aquí, spoilers. Desde el 92 ya podríais haberla leído, pero los miembros de la Legión Extranjera Klachtiana sabemos cómo funciona el entrenamiento.


Este diálogo es de LA MUERTE (cómo no) con Verence, difunto rey de Lancre  Verence acaba de ser asesinado por su malvado primo, el duque Felmet, azuzado por su no menos malvada esposa (la de Felmet, la de Verence descubrimos más tarde que murió de parto). Un leal guardia se lleva al príncipe heredero para ponerlo a salvo, y perseguido por los soldados de Felmet, acaba muriendo, después de dejar al bebé en brazos de Yaya Ceravieja, que acababa de terminar el Aquelarre con sus otras dos compañeras.

Las brujas del Aquelarre son tres: Yaya Ceravieja, a la que ya conocemos de "Ritos iguales": práctica, poderosa y seria. Tata Ogg, casi igual de poderosa y también muy práctica, pero juerguista, promiscua y demasiado aficionada a cantar Cierta Canción.



Aquí podéis ver el contraste de caracteres entre las dos brujas mayores:



(De paso, es un ejemplo de gazapo de los que os hablaba. La segunda frase es evidentemente de Yaya. Cristina se debió hacer un lío con los nombres de las brujas).

Y Magrat Ajostiernos, la más joven. Una bruja "New age" llena de ilusión y buenas intenciones,
De Magrat, lo mejor que se podía decir era que se trataba de una mujer decentemente vulgar, plana como una tabla de planchar con dos guisantes bajo el forro, aunque tuviera la cabeza demasiado llena de fantasías.

Magrat fue adiestrada por la Abuela Whemper, una bruja experimentadora. ¿Que qué es una bruja experimentadora? Pues esto:


Para proteger al niño, las brujas se lo entregan a una pareja de actores de un teatro ambulante. Y para cumplir con el tópico, le conceden tres dones. Solo que como Yaya, Tata y Magrat no son Flora, Fauna y Primavera, sus dones no son como los de las demás. En lugar de belleza, sabiduría y felicidad, razonan que, ya que el dinero no lo es todo, si sale a su padre ya será guapo y la sabiduría la tendrá que aprender él solo, es mejor que haga amigos con facilidad, que tenga una memoria estupenda y que siempre sea quien cree ser. Lo cual le acaba convirtiendo en el mejor actor de su compañía y prácticamente del Mundodisco.

Pero mientras tanto, el pequeño reino de Lancre está en problemas. Porque Felmet y señora odian el reino. Y de paso quieren destruir a las brujas. Pero esto choca con la oposición de los habitantes, que tienen buenos motivos para tenerles aprecio a sus brujas:



Así que hay que recurrir a la propaganda. Y Felmet y señora comienzan una campaña de desprestigio contra las Brujas, aconsejadas por el bufón de la Corte, un tipo bajito con cara triste que se ha enamorado de Magrat, el pobre.

Paralelamente, al difunto rey Verence el no tener cuerpo le ha vuelto más listo de lo que era en vida. Y se le ocurre secuestrar al gato de Tata Ogg para atraer una bruja al castillo y conseguir su ayuda para vengarse de sus asesinos (en este libro, el gato de Tata se llama Mandón, posteriormente su nombre inglés (Greebo) se quedaría sin traducir). Además, se ha dedicado a echar demasiada sal en la comida de Felmet y ha hecho amistad con los demás fantasmas del castillo (hay hasta un hombre del Paleolítico paseándose por allí)

El plan surte efecto, y tras una divertidísima escena en la que los duques intentan asustar a Tata amenazándola con la tortura, la bruja es rescatada por sus dos amigas y vuelve a su casa llevando una piedra en el bolsillo a la cual van "agarrados" el fantasma de Verence y un montón más que se apuntan a la fiesta y se dedican a pasearse por la casa de Tata haciendo lo mismo que hacían en el castillo.

Como la gente de Lancre se comienza a creer la propaganda de los duques y osan perderle el respeto a las brujas, éstas deciden meterse en política. 


Así que hacen un hechizo para que el tiempo avance 15 años (es fácil hacer un hechizo antes de que cante el gallo si tienes una docena de hijos y tres o cuatro docenas de nietos, y sabes dónde viven todos los gallos...) y el príncipe heredero, que se llama Tomjon y es muy feliz siendo actor, vuelva a Lancre a reclamar su trono. Lo malo es que la compañía de los padres adoptivos del chico se acaba de instalar en Ankh-Morpork y se están construyendo un teatro. Por ese motivo, aceptan la bien pagada oferta del duque Felmet para escribir e interpretar una obra de teatro que trata de lo bueno que es Felmet, lo malas que son las brujas y lo cabroncete que era el difunto Verence.

El lío está servido. Sobre todo si el equivalente a Shakespeare en el Mundodisco es Hwel, un Enano que se escapó de la mina para irse con la compañía de teatro, y que no para de tener inspiraciones de todas clases.



Naturalmente, el estreno funciona fatal: las Brujas y el fantasma de Verence interfieren con los actores, Muerte tiene que interpretarse a si mismo porque acaba de "segar" al actor que le interpetaba, Felmet enloquece definitivamente y trata de matar a todo el mundo con un puñal trucado de los que se usan en el teatro. Y todo para que al final el joven heredero no acepte el trono porque quiere seguir siendo actor.

Menos mal que las brujas siempre tienen solución para todo. Y resulta que el bufón es el hermano mayor del joven Tomjon. Así que le coronan a él.

Después de todo, ¿quién va a enterarse de que sí, son hermanos de padre, pero el susodicho padre no era el difunto Verence? La realeza tiene que empezar por alguna parte, ¿no?

Para terminar, unos breves apuntes sobre la teología de Mundodisco:





Para comprender toda religión es imprescindible saber que a los Dioses les divierte ver a las niñas saltando a la comba con alambres de púas, juegan a cosas que no son el ajedrez con los destinos de los mortales y los tronos de los Reyes. Es importante recordar que siempre hacen trampas, del principio al final.
En resumen, una buena novela del Mundodisco. Todavía es más parodia que sátira, y si no conoces al menos un poco el original no pillas los chistes (ese Felmet mirando al precipicio y murmurando sobre que los árboles le tienen manía...), pero ¿quién no conoce algo de Shakespeare aunque sea por haber visto un trozo de una película por la tele? Las tres brujas son de los mejores personajes del autor (no lo he mencionado en el resumen, pero solo por la escena de la invocación del demonio en el lavadero, este libro es oro puro).



Mirad, por si no conocíais nada de ese tal Shakespeare, os dejo un regalito. Para que os alegréis la vista y el oído:





Bien, el próximo libro en la lista es "Pirómides". Es uno de los pocos que no está integrado en ninguna serie, y creo que no es demasiado popular entre los kevins, pero a mi me gusta. Os dejo la contraportada y una muestra de los legendarios textos de solapa, lamentablemente desaparecidos en las nuevas ediciones:


Actualmente, el texto de contraportada es esto:
Un nuevo miembro de la hermandad de asesinos hereda el reino de Djelibeyi, conocido por sus monumentales pirámides y el glorioso hecho de que dentro de sus fronteras nada ha cambiado en 1.500 años. Sin embargo, el nuevo monarca no está dispuesto a que las cosas sigan igual...
Definitivamente, no hay color.

Bueno, gente. Hasta la próxima entrada. Sed buenos.

2 comentarios:

  1. Lo leí en la edición coleccionable que habían sacado hace varios años (en RBA, creo), y todavía me hizo reír bastante. Aunque para los que leímos a Pratchett antes que a Shakespeare, pasa factura: este año ví la versión de Macbeth de Justin Kurzel, y entre monólogo y monólogo del señor Fassbender, más de una vez me pregunté si habrían añadido alguna secuencia con la canción del Puercoespín.

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    1. ¿Y no contestaste "a mí me viene bien el martes" cuando las brujas dicen al principio lo de "¿cuándo volveremos a reunirmos?" Entre Tolkien, "la Víbora Negra" y Pratchett, a mi me han estropeado "Macbeth" definitivamente.

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